Este sábado, 11 de enero, ha tenido lugar la entrega del premio a Juan Carlos Tarrago Nesta en Cinania Libros, en Pontevedra. El propietario de esta librería, Guillermo Moldes, ha recibido al ganador del I Certamen de Relatos Navideños de Vigoé y le ha hecho entrega en persona de la cesta de libros que le corresponde, y que Cinania ha donado para esta ocasión. Otros amigos escritores han querido acercarse al acto, como Diana Lois, y mostrar su cariño al autor.
Juan Carlos Tarrago ha recibido este galardón por su cuento El secreto de la Navidad, que reproducimos aquí:
El secreto de la Navidad
Por Juan Carlos Tarrago Nesta
Mateo es un niño inquieto, que lo pregunta todo, tiene siete años y le encanta leer. El sábado por la tarde sus padres lo llevaron a ver el alumbrado navideño; pasearon por la calle del Príncipe, montaron en la noria de la Alameda, compraron chuches.
Para Mateo fue un momento inolvidable, las luces, la gente, los escaparates de las tiendas, los músicos callejeros. Contagiaron al niño del ambiente festivo mientras paseaba cogido de la mano de su madre, estaba feliz, radiante. No paraba de pensar lo bonito que era todo.
Cuando llegaron junto a un trineo conducido por una figura de Papá Noel, Alejandro, su padre le invitó a subirse en él:
—Vamos, Mateo, súbete y te quito una foto.
El niño, pegando un salto, se sentó al lado del orondo personaje para fotografiarse junto a él. Pero, cuando estaba bajando de la atracción navideña, una idea asaltó su mente infantil, fruto de su innata curiosidad.
—Papá, mamá, ¿qué es la Navidad? —les espetó de repente a sus padres.
—La Navidad es fiesta, Mateo, son las luces, los regalos, el cumpleaños del niño Jesús, los Reyes Magos, la familia —alcanzó a contestar Ángela, su madre.
Mateo no quedó muy convencido con la respuesta. Por eso, cuando al día siguiente fueron a comer a casa de la abuela, tan pronto entró por la puerta le preguntó:
—Abuela Pili, ¿qué es la Navidad?
Pilar, la abuela, mirando fijamente a los ojos de su nieto, le explicó:
—La Navidad está en tú mirada. Mientras los ojos de los niños brillen de ilusión, como los tuyos, la magia de la Navidad existirá por siempre.
Mateo, sonriendo, abrazó fuerte a su abuela, contento por haber descubierto el secreto de la Navidad.