Este fin de semana será el último que el emblemático bar Churruca 20 abra sus puertas para recibir a su clientela ya que cerrará para siempre sus puertas tras recibir un aviso de la propiedad, que acaba de vender el histórico inmueble en el que se ubica, en el número que le da nombre y que se encuentra abandonado desde hace años. El auge de la demanda de vivienda y de los apartamentos turísticos, unido al hecho de que se encuentra en pleno centro de la ciudad, ha obrado el «milagro» para la propiedad y supondrá, al mismo tiempo, que baje su persiana uno de los clásicos de la noche viguesa.
Las primeras noticias del cierre llegaban a través de las redes sociales, en las que no pocos clientes del histórico local informaban sobre lo ocurrido, se citaban para el sábado de despedida del local e incluso daban el pésame con grandes dosis de imaginación, como un perfil denominado «La página asquerosa», en Facebook, que ilustraba el cierre con un llamativo montaje fotográfico, o DinosetoVigo, que también daba a conocer la noticia con otro fotomontaje.
El local, punto de encuentro casi obligado para los jóvenes universitarios de la ciudad y de los que llegan por primera vez a Vigo, ha resistido al paso del tiempo y por él han pasado varias generaciones por lo que en su interior se mezclan jóvenes veinteañeros con otros más veteranos, que desde hace más de treinta años han convertido el Churru 20 en su bar de referencia.
Mientras que otros establecimientos del entorno han ido cerrando o han sucumbido a los años, este local de copas se ha mantenido fiel a su estilo, conservando los míticos «Súper Dos» (dos cubatas por el precio de uno, a precios «populares»), el futbolín y un horario imposible de igualar, de lunes a domingo de siete de la tarde hasta bien entrada la madrugada. De hecho, tan solo los domingos se tomaba la licencia de cerrar a medianoche.
La noticia del cierre –deben dejar el local el próximo martes, 28 de enero– ha corrido como la pólvora por lo que hasta su último día, el sábado, recibirá sin duda a cientos de conocidos, viejos amigos y nuevas caras para dar su último adiós a uno de los clásicos de Vigo.