El cartel de advertencia de esta tapa de alcantarilla deja muy claros los efectos que tienen los desperdicios sobre la contaminación marina, algo que se olvida diariamente, pero de enorme importancia. Sobra incidir sobre la repercusión que tiene el consumismo sobre los residuos. Incluso se dice que el progreso de una sociedad se mide por el nivel de desperdicios que genera. Basta recordar que antaño se arreglaban todos los electrodomésticos, hoy, en cambio, el nivel de consumismo ha llegado al punto de cambiarlos directamente porque no compensa arreglarlos. Los plásticos son un mundo aparte y su uso se popularizó a finales de los años cincuenta del pasado siglo XX. Cuando en la ciudad de Vigo se inauguró un comercio especializado en productos plásticos, especializado en fiambreras, barreños y palanganas, fue todo un acontecimiento. Las palanganas, por ejemplo, que hasta ese momento eran arregladas con parches en las cuchillerías y por los paragüeros ambulantes, fueron sustituyéndose paulatinamente por otras de plástico. Aquello fue una invasión que simbolizaba el progreso y la comodidad, pero a un precio que en ese momento se desconocía. La alcantarilla de la fotografía no está en la ciudad de Vigo, sino en la ciudad de Cádiz, la más antigua de Europa, y esos carteles de advertencia están repartidos por la mayor parte de la ciudad. No sería descabellado tomar eso como ejemplo a seguir porque el mar empieza, precisamente, ahí, en las alcantarillas.