En la década de 1940 se concedió permiso para la construcción de unas instalaciones hosteleras en lo alto del parque de O Castro, en la ciudad de Vigo. El edificio estaba literalmente apoyado contra la muralla del castillo y contrastaba notablemente con el conjunto histórico del siglo XVII. El restaurante se llamaba “El Castillo” y en él se celebraban bodas y banquetes, en unos salones desde los que se podía disfrutar de unas vistas inigualables sobre la ría. Muchas voces exigieron su desaparición y en el año 2006 quedó totalmente abandonado, hasta que en 2012 se procedió por fin a su derribo recuperándose, de este modo, la verdadera imagen de la fortaleza. Si ese proceder también se llevara a cabo en muchas de las aberraciones urbanísticas de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX, el perfil de la ciudad de Vigo sería diferente.