La Gerencia de Urbanismo ha dado luz verde para el derribo, después de más de dos décadas de abandono, del enorme esqueleto de la desaparecida Grupo de Empresas Álvarez ubicada en la carretera Camposancos, 159, en la parroquia de Coruxo.
Se trata de uno de los dos vestigios de la enorme fábrica de loza que llegó a ser la segunda con más plantilla de la ciudad, tan solo por detrás de Citroën –ahora Stellantis–. La otra nave abandonada, la principal del grupo, se encuentra en la parroquia de Cabral y su destino parece vinculado a la creación de viviendas, si bien por ahora todavía permanece a la espera de que lleguen los primeros trámites para su demolición.
La propietaria de la parcela, Residencial El Rocío S.L. ha recibido este mes de febrero la autorización municipal para realizar la demolición de la nave, con una única planta con una altura de 9,10 metros, para la que se ha fijado un coste de ejecución material de 324.220,70 euros. Por tanto, todo indica que esta estructura, que ocupa una superficie de 9.340 m2 en una parcela 34.930 m2, desaparecerá en los próximos meses.
De hecho, tras recibir la licencia de derribo, la empresa tiene seis meses de plazo para comenzar las obras que, en todo caso, no pueden ir más allá de los tres años.
El director de obra será el arquitecto Borja Ramilo Méndez, quien también firma el proyecto de derribo, presentado ante el Concello en junio del año pasado. Ha recibido luz verde en febrero, el pasado día 6, tras varios requerimientos del arquitecto municipal, que puso varios condicionantes a la demolición, entre ellos la obligación de proteger los hórreos catalogados que se encuentran en la parcela y que «deben ser objeto de una declaración responsable». Los dos hórreos se incluyen en el Catálogo de Edificios, Bens e elementos protegidos del anulado PXOM de 2008, como en el Catálogo de planeamento incorporado al nuevo PXOM, pendiente de su aprobación definitiva en las próximas semanas.
En la parcela, remarca el expediente, además de la fábrica abandonada y de los dos hórreos también se encuentra una edificación aislada con bajo y una planta situada en el margen noroeste de la parcela y que también presenta un «deficiente estado de conservación», pero que no se incluye dentro del proyecto de derribo presentado.
Además, para poder llevar a cabo las obras, la empresa está obligada a instalar un vallado de protección municipal en el límite de la zona ajardinada de los hórreos, puesto que la propuesta inicial de dos metros resultaba insuficiente. Esta zona, precisa, quedará ajardinada y se vinculará a la protección y mantenimiento de los hórreos.
También tendrá que vallar la parcela en todo su perímetro, una vez finalizados los trabajos de demolición, que tendrán que hacer frente a la existencia de balsas de lodo en algunas zonas. Por último, la empresa encargada de las obras tendrá asimismo que retirar todo el escombro resultante de las obras de demolición, que no será poco, para reponer la rasante natural del terreno.
El futuro de la parcela
La parcela está clasificada, según el plan general vigente, como suelo urbano consolidado, con dos ordenanzas de referencia: unos 14.900 m2 de parcela, situados entre la fachada norte de la nave objeto del derribo y la Estrada Camposancos (PO-525) se califican como zonas verdes y libres, parques y jardines, mientras que la restante de la parcela, de unos 20.030 m2, se califica con la ordenanza 2,2 de Industria, grado A, industria en cuarteirón cerrado.
Sin embargo, el nuevo Plan General, que se aprobará previsiblemente en el mes de marzo tras recibir la semana pasada al fin el visto bueno de la Dirección General de Costas, le reserva un nuevo destino.
Así, este ámbito protagoniza una de las fichas de los ámbitos en suelo urbano no consolidado (SUNC). Concretamente se trata de la ficha 706, que contempla para los 37.216 m2 de superficie del ámbito –incrementa en casi 3.000 m2 lo fijado en el catastro– un uso terciario, lo que permitiría ubicar en esta enorme parcela hoteles, un centro comercial, lugares de reunión, oficinas, salas de juego, discotecas, cines o teatros, entre otros.
Las posibilidades que ofrece a sus propietarios de Residencial El Rocío S.L. son muy variadas, pero no se incluye en la ficha la posibilidad de que se destine a otro tipo de usos como el industrial, el dotacional ni tampoco el residencial, si bien se incluye en la ficha la reserva del 30% de vivienda protegida inherente a todos los ámbitos en el nuevo PXOM.
Para espacios libres de uso público la propiedad debe destinar al menos el 10 por ciento de la superficie bruta de la parcela, lo que supondrá un total de 3.716 metros cuadrados.
En cuanto a la edificabilidad, se limita el número de plantas a cuatro, pero se considera que se trata de una altura «de consideración genérica que se puede rebasar por criterios de integración o por elementos singulares debidamente justificados».
La ficha justifica la intervención en el ámbito para resolver una zona visiblemente deteriorada que, recuerda, se encuentra en pleno Camino Portugués de la Costa «que discurre adyacente por el norte en suelo urbano».
Asimismo, remarca que el esqueleto de la antigua GEA es visible «desde los itinerarios paisajísticos y miradores territoriales» y, por último, que la intervención, debe resolver los problemas de convivencia de distintas tipologías e usos, aportando medidas que favorezcan la transición entre los usos y las zonas residenciales, además de resolver de forma eficiente la conexión con el sistema general viario, garantizando la mejora de los accesos a la capilla de San Lorenzo.