Algunos viandantes han observado esa pequeña luz situada en lo alto de la torre del Instituto de Enseñanza Media Santa Irene, en la Praza de América de Vigo. La fotografía ha conseguido captar ese efecto misterioso que pasa casi inadvertido. A simple vista resulta algo extraño y hasta parece una señal llegada desde fuera de la Tierra o de otra dimensión. Sin embargo, a la luz del día se resuelve el enigma y todo queda en un simple reflejo del pararrayos con las luces de la plaza, además de los focos de los vehículos que transitan por la zona. Pero al fijarse en la luz también es fácil reparar en la esfera de ese reloj que pronto será centenario, y al observarlo desde otros ángulos queda al descubierto que es la única esfera que funciona, la esfera frontal, mientras que las otras están paradas desde hace mucho tiempo y marcan siempre las mismas horas. Está claro que el mantenimiento de ese reloj tan insigne para la ciudad de Vigo dependerá de la Consellería de Educación, de la Deputación de Pontevedra, o del Concello de Vigo, de alguno de esos organismos, y que el responsable debería asumir su arreglo y su puesta a punto antes de que los deterioros se conviertan en irreversibles.