La Diputación de Pontevedra no ha logrado alcanzar la unanimidad en su respaldo a Vigo como sede del Mundial de fútbol de 2030, debido a discrepancias estratégicas entre los grupos políticos que componen la corporación provincial. En un pleno extraordinario celebrado este miércoles, 16 de abril, en el Pazo Provincial, las tensiones entre el PSOE, el PP y el BNG han evidenciado enfoques divergentes sobre cómo defender la candidatura de la ciudad, frustrando un consenso que se consideraba esencial para fortalecer la posición de Vigo frente a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Una moción socialista sin apoyo mayoritario
El grupo socialista presentó una moción que instaba al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, a apoyar la exigencia del Concello de Vigo para que la RFEF publique los criterios de baremación y las puntuaciones de todas las ciudades candidatas al Mundial 2030. Además, la propuesta incluía otros acuerdos complementarios, como reforzar la interlocución con la Federación. Sin embargo, esta iniciativa solo contó con el respaldo de los deputados del PSOE. El BNG optó por la abstención, mientras que el PP votó en contra, tras el rechazo socialista a una enmienda de sustitución propuesta por los populares que buscaba un enfoque más consensuado.
La vicepresidenta provincial, Luisa Sánchez, defendió la postura del PP, argumentando que la moción del PSOE carecía de medidas concretas para apoyar la candidatura de Vigo. «No exige acuerdos ni establece vías de interlocución con la RFEF», afirmó Sánchez. La vicepresidenta destacó el compromiso previo de la Diputación con la ciudad, recordando la emisión de una carta de apoyo, la participación en reuniones técnicas convocadas por el Concello y la financiación de las obras de remodelación del estadio de Balaídos. «Nadie puede dudar de nuestra defensa de Vigo como sede», subrayó, apelando a la necesidad de un consenso que priorizara la designación de la ciudad.
El precedente del pleno ordinario
La cuestión de Vigo como sede del Mundial ya había sido abordada en el último pleno ordinario de la Diputación, donde el grupo popular presentó una moción que sí logró ser aprobada. Esta propuesta mostraba el respaldo de la institución a la candidatura de Vigo, exigía a la RFEF la publicación de los criterios de selección y puntuaciones de las ciudades aspirantes, y abogaba por un trabajo técnico conjunto entre el Concello y la Federación para esclarecer el proceso de designación. Sin embargo, aquella sesión también estuvo marcada por la polémica, con el abandono del pleno por parte de PSOE y BNG en protesta por lo que consideraron un «abuso de poder» del presidente, Luis López, al priorizar el debate de la moción del PP.
El BNG, en aquella ocasión, calificó el episodio como una «estrategia poco elegante» del PP para dar protagonismo a su propuesta, mientras que el PSOE acusó al gobierno provincial de vetar su propia moción sobre el mismo tema. Estas tensiones se han trasladado al pleno extraordinario, evidenciando la dificultad de los grupos para alinear sus estrategias en un asunto de interés común.
Diferencias estratégicas que debilitan la candidatura
El rechazo del PSOE a la enmienda de sustitución del PP, que proponía centrarse exclusivamente en solicitar a la RFEF la inclusión de Balaídos como sede, marcó un punto de inflexión en el pleno. Los socialistas defendieron que su moción era más ambiciosa, al incluir la presión sobre la Xunta y la exigencia de transparencia en el proceso de selección. Por su parte, el PP argumentó que un mensaje unificado y directo a la RFEF sería más efectivo para lograr el objetivo compartido de que Vigo sea sede. El BNG, al abstenerse, evitó posicionarse claramente, lo que generó críticas por parte de ambos grupos mayoritarios.
Estas divergencias estratégicas han dejado en evidencia la falta de coordinación entre las fuerzas políticas, en un momento en que la unidad podría haber reforzado la candidatura de Vigo frente a otras ciudades. La exclusión de Balaídos de la lista final de sedes, en favor de ciudades como San Sebastián, sigue generando controversia, y la Diputación, como institución clave en la provincia, no ha logrado enviar un mensaje contundente en defensa de la ciudad.
Un apoyo que no se consolida
La Diputación de Pontevedra había mostrado anteriormente su compromiso con la candidatura de Vigo, no solo a través de la moción aprobada en el pleno ordinario, sino también con acciones concretas como la financiación de las obras de Balaídos y la participación en las reuniones técnicas impulsadas por el Concello. Sin embargo, el pleno extraordinario ha puesto de manifiesto que las diferencias políticas están dificultando un respaldo unánime, lo que podría debilitar la posición de Vigo en las negociaciones con la RFEF.
Con el Mundial de 2030 aún en el horizonte, la Diputación de Pontevedra deberá encontrar la forma de superar estas diferencias para articular una defensa sólida de Vigo. La transparencia en el proceso de selección de sedes y un trabajo conjunto con el Concello y la RFEF serán clave para revertir la exclusión de Balaídos y devolver a la ciudad al mapa de la cita mundialista.