Es evidente que las inciertas condiciones climatológicas de Galicia no propician el turismo de Semana Santa. El turismo, a excepción del vinculado con la nieve, siempre quiere sol o, cuanto menos, un tiempo que le permita disfrutar del exterior sin tener que estar todo el día en un hotel. Además, las procesiones también necesitan que no llueva o, por lo menos, que no sea torrencialmente. Por eso, la apuesta de viajar a Galicia en Semana Santa es arriesgada y este año 2025 se han cumplido los peores pronósticos. Además, salvo el caso de Ferrol y Pontevedra, no existe una tradición de Semana Santa suficientemente arraigada. La ciudad de Vigo, en concreto, intenta potenciar este recurso de atracción turística, pero sin demasiado éxito, en cualquier caso, la gente viaja a Vigo por vacaciones, pero no por religiosidad. En Vigo nunca ha existido esta tradición religiosa. Sólo se trata de una cuestión minoritaria. Para comprender la diferencia basta con acudir a la vecina Pontevedra.