Cinco reclusos peligrosos de la prisión de Vale dos Judeus de Alcoentre, en la región de Lisboa, se han fugado de la cárcel el sábado al parecer con ayuda externa. Tras la fuga, las autoridades portuguesas han activado una alerta internacional para la búsqueda y captura de esos cinco reclusos, alertando a la población de su peligrosidad. Así, han señalado que se trata de personas «peligrosas» y de carácter «violento» que «harán todo por seguir en libertad», incluyendo poner en riesgo vidas humanas.
Los fugitivos son Fernando Ribeiro Ferreira (de 61 años de edad), Rodolf José Lohrmann (59), Mark Cameron Roscaleer (39), Fábio Fernandes Santos Loureiro (40) y Shergili Farjiani (33). Son de nacionalidades distintas: dos portugueses, un argentino, un británico y un georgiano, y cumplían penas que van desde los 7 a los 25 años por delitos como tráfico de drogas, asociación criminal, blanqueo de capitales, robo, rapto, extorsión y secuestro, entre otros.
En concreto alguien lanzó una escala desde el exterior de las instalaciones, lo que les permitió superar el muro y salir al exterior de la prisión, según ha explicado la Dirección General de Reinserción y Servicios Penitenciarios en una nota de prensa.
Conforme al protocolo establecido se informó a la Policía «para recapturar a los prófugos» y se ha abierto una investigación interna a cargo del Servicio de Auditoría e Inspección coordinado por la Fiscalía.
El presidente del Sindicato Nacional del Cuerpo de la Guardia Penintenciaria, Frederico Morais, ha explicado que las grabaciones de las cámaras de seguridad demuestran la ayuda externa. «Tuvieron ayuda del exterior, de tres individuos, dos que colocaron la escala, porque el muro de la prisión tiene cerca de seis metros, y otro que estaba esperando en un coche», ha indicado, según recoge el diario ‘Público’.
La alerta llegó al sindicato a mediodía por la falta de dos de los reclusos. «Esto pasa por culpa del Estado portugués, que ha recortado el gasto. Antes había torres de vigilancia donde siempre había un guardia, pero en 2017-2018 el Estado decidió desmantelar las torres por falta de guardias y apostar cámaras de videovigilancia, pero las cámaras no persiguen a nadie», ha argumentado.
En la prisión hay cerca de 120 guardias destinados, pero por los turnos son entre 20 y 30 los que están activos frente a los «casi 500 reclusos», ha señalado Morais, que ha alertado de que los fugados son «cinco reclusos extremadamente peligrosos».