Sin tiempo a que la retina se haya acostumbrado a los espectáculos de la superluna de este mes de septiembre, las mareas vivas históricas, el ‘sol rojo’ o a los tonos amarillos del cielo que estos días dejan los graves incendios de Portugal y cuyo humo se ha extendido por una superficie de 100.000 kilómetros cuadrados sobre el Atlántico, Galicia se prepara para volver a elevar la vista al firmamento para asistir a un nuevo fenómeno único que tendrá lugar entre finales de septiembre y comienzos del mes de octubre.
Será el paso del cometa Tsuchinshan-ATLAS (C/2023 A3), descubierto en enero de 2023 y cuya trayectoria prevista surcará los cielos a partir del 27 de septiembre. Eso, si no se desintegra antes, una posibilidad muy real dado que podría fragmentarse o desintegrarse al pasar tan cerca del sol.
En el caso de que supere con éxito ambas pruebas, el cometa podría ser visto a simple vista, como ocurrió con el cometa Neowise en 2020, en plena pandemia de Covid. Sin embargo, a diferencia de este o del Halley –con una visita cada 76 años, así que la siguiente será en 2061–, el paso del Tsuchinshan-ATLAS será único y se espera que su luminosidad también lo sea.
Y es que cuando los rayos del Sol iluminen la cola del cometa, las partículas de polvo y hielo que lo conforman reflejarán la luz solar, que es lo que se puede observar desde la Tierra.
Según indican los expertos, ahora mismo está demasiado cerca del Sol como para ser visible, pero –si sobrevive– se espera que a partir del 27 de septiembre pueda ser contemplado a simple vista, unos minutos antes del amanecer.
Los mejores días para verlo, si la meteorología del otoño también contribuye a ello, será los días 12 y 13 de octubre, aunque se prevé que desde finales de septiembre y hasta entonces pueda ser observado con herramientas como unos prismáticos o un telescopio.
Sin embargo, su reaparición a baja altura y en plena luz del alba no lo pondrán fácil, advierten desde National Geographic, que subrayan que su luminosidad se debe al abundante contenido de partículas de polvo, unido a que la geometría en que se podrá contemplar su aparición harán que su núcleo tenga un brillo de una magnitud similar a la de las estrellas más luminosas del cielo.
«Estaremos pendientes de la evolución porque los cometas tienen un factor importante de incertidumbre en su comportamiento», señala Pablo José Martínez, de la Agrupación Astronómica Rías Baixas. E
n el caso de que efectivamente supere ese encuentro con el astro solar, la AARB convocará, probablemente, un encuentro para disfrutar del espectáculo, como hace periódicamente.
Para poder disfrutar del firmamento, haya un cometa o no, un paso fundamental es huir de la contaminación lumínica de las grandes ciudades y buscar un lugar alto.