Hoy, 8 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Alfabetización en todo el mundo con el fin de recordar su importancia y promover iniciativas para combatir el analfabetismo mundial. Se trata de un recordatorio donde el acceso a la educación ha de ser equitativo. La alfabetización no se trata solo de una habilidad, sino de un derecho fundamental que fortalece a las personas y les permite colaborar en la sociedad de forma íntegra.
Desde hace 57 años, la Unesco viene desempeñando una función destacada en la promoción de la alfabetización, además de recalcar su relevancia como derecho humano en un mundo donde, a día de hoy, sigue enfrentándose a una serie de desafíos y violando el principio de igualdad de derechos. Aún hay resistencia en muchas partes del mundo donde las diferencias económicas, geográficas y de género suponen un desequilibrio a la hora del acceso a la educación.
Este 2024 se celebra bajo el lema ‘Promover la educación multilingüe: La alfabetización para el entendimiento mutuo y la paz’. Estudios demuestran que utilizar lenguas maternas del alumnado en la educación, fomenta mejores resultados de aprendizaje, autoestima y capacidad de pensamiento analítico y creativo. Es obvio que los alumnos aprenden mejor en una lengua que entienden. Sin embargo, los datos de la UNESCO muestran que el 40% de la población mundial no tiene acceso a una educación en una lengua que habla o comprende.
En el mundo actual, donde el multilingüismo es una práctica común, se aprovecha para promover su entendimiento y respeto mutuos, así como fortalecer sus semejanzas y memorias comunes. Para que esto sea posible, se implora un sólido apoyo de las políticas, así como establecer alianzas y cooperación a todos los niveles, incluidas las universidades, los centros de investigaciones y las instituciones que promueven el desarrollo lingüístico.
La Unesco quiere dejar clara la importancia de permitir que cada cual pueda elegir la lengua en la que estudia para así garantizar el respeto de la dignidad humana, la coexistencia pacífica y el desarrollo sostenible en un mundo cada vez más globalizado, pero que aún tiene pendiente la erradicación de la crisis y la pobreza de aprendizaje a las que hacen frente muchos países.