Desde Nigrán, desde Gondomar y desde Oia… Por tierra, mar y aire. La Guardia Civil blindó Baiona la madrugada del sábado, con motivo de la Festa da Arribada, con un auténtico regimiento de agentes, pero el domingo se amplió la vigilancia con el helicóptero de la Dirección General de Tráfico (DGT).
En total, se realizaron 1.400 test a conductores, de los que 94 arrojaron resultado positivo, 71 por superar la tasa permitida de alcohol y 23 por dar positivo en la prueba de drogas. En este último caso, la mayoría por cannabis, la multa asciende a 1.000 euros y 6 puntos del carnet de conducir.
La cita baionesa es uno de los eventos de Galicia con mayor afluencia de visitantes durante el invierno y la seguridad se incrementa para evitar cualquier tipo de problema. A lo largo de toda la jornada del sábado, las calles de la villa estuvieron controladas por agentes del Instituto Armado, en colaboración con la Policía Local de Baiona. Efectivos de Nigrán y Gondomar también participaron en el dispositivo, especialmente en la zona de A Ramallosa.
Pero a partir de la medianoche, el desembarco de la Guardia Civil fue en aumento. Desde la una de la madrugada, agentes del destacamento de Tráfico de Pontevedra establecieron un control de alcholemia en la PO-325 (Vigo-Ramallosa), también conocida como carretera de la Vía o Avenida Ricardo Mella, a la altura de Nigrán. Un radar camuflado controlaba la velocidad en la recta de Playa América.
Además, la rotonda de Rocamar estuvo controlada por dos vehículos de la Benemérita y otros dos se situaron en la glorieta de Santa Cristina de Ramallosa. Para vigilar a los vehículos que llegaban desde Tui y Portugal, otro control se dispuso en el alto de Couso (Gondomar).
Además, desde las cuatro de la tarde del domingo, el helicóptero de la Dirección General de Tráfico (DGT) vigiló de forma intensiva las dos carreteras que comunican Vigo con el Val Miñor, tanto la PO-325 (Avenida Ricardo Mella o Estrada da Vía) como la PO-552, en el tramo que va desde A Ramallosa hasta Saiáns.