Existen discrepancias en las declaraciones que estamos escuchando estos días sobre si los pélets que están llegando a las playas son tóxicos o no, desviando el problema tal vez de que se trata sin duda de un problema medioambiental, ¿estamos confundiendo contaminación con toxicidad?
Por supuesto que los pélets contaminan, de eso no hay ninguna duda. El problema aquí puede venir derivado de la acumulación porque si llegan sacos de 25 kilos y se rompe uno en un lugar concreto, habrá un problema importante, aunque localizado. Estos productos son, al fin y al cabo, prácticamente los mismos que vemos en las playas desde hace muchos años, posiblemente con un origen similar, contenedores que se caen no sé donde y que llegan a la costa. Lo que ocurre ahora es que están llegando de forma masiva y es un producto que desconocemos en sí, si solo tiene un aditivo o tiene más y es normal que haya dudas.
¿La toxicidad procede de los aditivos que se añaden al plástico?
Lo que sabemos hasta el momento es que estos pélets están formados de un polímero plástico que es el polietireno, uno de los más comunes y al que estamos expuestos en nuestra vida cotidiana porque prácticamente todos los objetos que usamos para alimentarnos están formados de este material. Los polímeros plásticos se consideran inertes y no son reactivos desde el punto de vista químico, por lo que no se consideran tóxicos. Lo que ocurre es que normalmente el plástico va acompañado de aditivos, que son sustancias químicas que se añaden para mejorar su uso. Pueden ser agentes plastificantes, sustancias para darle olor o color y en este caso, por la información que tenemos, llevan un protector de luz ultravioleta, que también es un aditivo común porque lo que hace es proteger el producto para que no se degrade demasiado rápido con la luz solar.
¿Y estos pélets con esos aditivos son muy tóxicos?
Normalmente tampoco son demasiado tóxicos porque, al fin y al cabo, son materiales que están destinados para el consumo diario. Estos pélets son la materia prima para otros productos de plástico. Se fabrican así con ese tamaño porque facilita el manejo y el transporte, y luego en las fábricas se convierten en el producto plástico que sea. Pero, ojo, yo digo que no son muy tóxicos, pero es que todo es tóxico en grandes cantidades. Es decir, el azúcar o la sal, por ejemplo, si ingerimos medio kilo de sal o de azúcar ocasiona un problema de salud… y mucho más las bolas de plástico, por poco tóxicas que sean, evidentemente.
Dice que desconoce este tipo de producto en concreto, ¿es muy diferente a los microplásticos que estudian desde hace años?
En los trabajos que hemos realizado con microplásticos en diferentes proyectos en los últimos años lo que analizamos son plásticos de tamaño inferior a éstos y, como comentaba, en sí mismo el plástico no es muy tóxico para los medios marinos. De nuevo el problema es la acumulación cada vez mayor.
¿Es frustrante para la comunidad científica, que desde hace años estudia el problema de la llegada de plásticos al medio marino, con miles de toneladas vertidas en los océanos, ver como ahora son los pélets de un único contenedor los que acaparan espacio en los informativos?
Entiendo que se le dé tanta importancia porque estamos en Galicia y nos toca más de cerca. Tenemos ante nuestras costas un corredor por el que transitan miles de barcos continuamente y de vez en cuando ocurre un accidente de este tipo. Lo importante es que esta situación nos permite tomar conciencia del problema. El problema no es el plástico en sí, sino su uso abusivo. No se debe demonizar al plástico, que es un material muy útil y barato. El problema es cuando se fabrica para un solo uso o se envuelve medio kilo de manzanas en cuatro capas de plásticos. Otro problema que hay que mejorar es, sin duda, la gestión que se hace del plástico una vez utilizado porque mucho acaba en el mar.