Los conductores que esta semana transitaban por la autovía A-52, que une Vigo con Ourense y desde allí se dirige a Madrid, se encontraron con una curiosa imagen y un enigmático traslado al observar cómo un tráiler de grandes dimensiones portaba en su compartimento exterior un helicóptero completamente empaquetado y encintado.
Según puso saber este periódico, se trataba del helicóptero de la DGT, el conocido radar ‘Pegasus’ que, en mayo del pasado año, volvió a tener base en Galicia y a sobrevolar el cielo de la Comunidad Autónoma para detectar desde el aire las infracciones al volante.
Sin embargo, ha necesitado tener que volver a Madrid para «realizar una revisión» en un curioso traslado vía terrestre y en un operativo especial llevado a cabo estos días. Mientras, y de cara a la Semana Santa, en el territorio gallego seguirá operativo su hermano gemelo.
Base en Lavacolla
El radar ‘Pegasus’ controla la velocidad en las carreteras, especialmente en vías convencionales de un solo carril en cada sentido, donde se produce el mayor número de accidentes y fallecidos.
Pero también puede captar otras infracciones desde el aire, tales como el mantenimiento de la distancia de seguridad entre vehículos, distracciones de los conductores, uso manual del teléfono móvil, uso de elementos de seguridad como el cinturón o el casco y maniobras peligrosas o antirreglamentarias.
El pasado año 2024 volvió a Galicia, trasladando su base de Alvedro al aeródromo militar de Lavacolla, y cubriendo la zona noroeste del país con Asturias y Cantabria, tras seis meses sin contar con servicio de vigilancia aérea.
De este modo, la aeronave con radar de la DGT volvió al cielo de Galicia con su radar ‘Pegasus’, que consta de dos cámaras, una panorámica que facilita el seguimiento y captación de la velocidad y otra de detalle que tiene un objetivo que permite leer la matrícula del vehículo llegando incluso a poder detectar velocidades de hasta 360 km/h.
Desde el 2013
Con todo, según informa la DGT, el radar ‘Pegasus’ entró en funcionamiento en toda España en marzo del año 2013, siendo pionero al contar con el primer sistema a nivel mundial certificado para poder usarse en vigilancia en carreteras. Fue resultado de seis años de trabajo, logrando así ser operativo desde una altura de vuelo superior a los 300 metros y hasta una distancia en línea recta con el vehículo controlado de un kilómetro.
Desde el aire, con una mejor visión, es más selectivo en el control de vehículos que circulan con exceso de velocidad o llevando a cabo conductas temerarias que pueden provocar siniestros graves. Además, este sistema permite controlar un vehículo cada tres minutos de vuelo, por lo que la posibilidad preventiva y disuasoria que aporta es incomparable.