El momento exacto en que la luna se verá más grande y brillante de lo habitual se producirá en pleno día, cerca de las tres de la tarde, aunque esa intensidad se podrá disfrutar mejor en la noche de este domingo y en la de este lunes. Será una oportunidad casi única ya que no se volverá a ver así hasta el 25 de noviembre de 2034, según señaló la NASA. «Una superluna o una luna llena en su perigeo puede llegar a ser un 14 por ciento más grande y un 30 por ciento más luminosa que una luna llena en su apogeo», añade la agencia.
Esta Superluna no se producía con tanta intensidad desde el 26 de enero de 1948 por lo que será la primera del siglo XXI y un fenómeno que no se ve desde hace casi setenta años. Se trata de un fenómeno astronómico bautizado así en 1979 con el que se hace referencia al momento en el que la Luna, en sus fases de luna nueva y luna llena, se encuentra en su punto más cercano a la Tierra dentro de su órbita elíptica alrededor de nuestro planeta.
Esta recta final del año es importante en la agenda de los aficionados a la astronomía ya que además de la Superluna habrá varias lluvias de meteoritos que se podrán contemplar en las próximas semanas si las condiciones meteorológicas de esta estación otoñal lo permiten.
Así, en la noche del 16 de noviembre y en las primeras horas del día 17 tendrá lugar la lluvia de meteoros de las Leónidas que si las nubes lo permiten se podrá disfrutar ya que la luna se encontrará en su fase menguante y el mejor momento será en las primeras horas del 16, pudiéndose ver de 10 a 20 estrellas fugaces por hora partiendo aparentemente de la constelación de Leo.
Según indica National Geographic, esta lluvia está producida por el paso del cometa 55P Tempel – Tuttle y su núcleo es de unos dos kilómetros de tamaño. Este astro se aproxima mucho a la Tierra cada 33 años por lo que habrá que esperar hasta 2031 para ver las estrellas fugaces en su máxima intensidad.
Otra superluna «obstaculizará» una lluvia de estrellas en diciembre
En diciembre, además, se producirá otra superluna (la tercera y última de 2016 tras la de octubre y la de noviembre), en concreto el día 14, que obstaculizará la visión de la lluvia de meteoritos de las Gemínidas.
Lo que produce estas marcas efímeras en el cielo son restos de un asteroide descubierto en 1982, el 3200 Faetón, y se bautizó como lluvia de meteoritos de las Gemínidas porque el lugar del cielo desde el que parece que parten todas las estelas se sitúa en la constelación de Géminis.