La creación de biobancos implementados con sistemas de gestión y software avanzados permite incrementar el impacto de los proyectos–programas de investigación, a través de la capitalización de estas muestras en el ámbito investigador, y su traducción en bienes y servicios para las actividades económicoindustriales asociadas.
“Este biobanco constituye un claro ejemplo de la innovación abierta al trasladar el sistema de gestión, por primera vez, del ámbito clínico al no hospitalario. Sus muestras y moléculas reúnen, además, un claro interés biotecnológico con fines de diagnóstico, terapéuticos y de investigación”, explica Ángel F. González, investigador científico del CSIC, jefe del Grupo Ecobiomar y vicedirector del IIM.
“Su filosofía se basa en el control del proceso de cesión-donación de muestras y en la definición de una infraestructura que le confiera calidad, orden, destino y trazabilidad a las mismas, necesaria durante su preparación, almacenaje, conservación y transporte. Es, por tanto, una plataforma de apoyo a la investigación traslacional y multidisciplinar y contribuye a incrementar el impacto de los proyectos y programas de investigación a través de la capitalización de las muestras en el ámbito investigador y de su traducción en bienes y servicios para actividades económico-industriales asociadas. Entre sus ventajas figura el ahorro de costes y que evita realizar reiteradamente muestreos”, añade.
En 2015 el citado biobanco se vio complementado con la puesta en marcha de un segundo banco de ADN también en IIM para albergar parásitos y biomoléculas de especies de interés en acuicultura. Ambos han sido iniciativa del Grupo Ecobiomar y se han puesto en marcha en el marco de proyectos de investigación europeos Parasiete y Parafish Control. Su financiación, por tanto, ha procedido de fondos europeos del VII Programa Marco y H2020.
La infraestructura está gestionada por la Unidad Técnica de Biobanco del IIM, puesta en marcha en 2013 y certificada con la norma de calidad ISO 9001 desde 2016. Desde la citada unidad se almacenan, procesan y gestionan las muestras y los datos asociados obtenidos y se realizan los trámites para los procesos de intercambio y donación/cesión de muestras.
“Nuestro objetivo, tras estos cuatro años de experiencia, es continuar avanzando y apostando por la puesta en marcha de biobancos de muestras marinas. De hecho, entre las prioridades de la política comunitaria marina y marítima figura la
incorporación de nuevas infraestructuras, mecanismos de apoyo y estructuras de gestión para resolver los nuevos retos de la investigación en ciencias del mar”, destaca Santiago Pascual, científico titular del CSIC y miembro del Grupo
Ecobiomar.
A corto plazo los investigadores del CSIC aseguran que “pretendemos completar la oferta de muestras procedentes de diferentes componentes del sistema marino, ampliando tanto en número de especies marinas incluidas en las bases de datos como trabajando en su identificación genética” y a medio y largo plazo “a través de solicitudes de ayuda de fondos europeos, preparar nuevas propuestas que optimicen esta infraestructura y permitan continuar con estos estudios, que tienen una
importancia capital en retos sociales a nivel europeo como la eficiencia de recursos y cambio climático, seguridad alimentaria, biotecnología medioambiental y desarrollo industrial sostenible”.