Pero antes de nada, me gustaría aportar un poco de teoría neutral para explicar a creyentes y escépticos que aún lo desconozcan qué es la homeopatía. Y para ello me voy a basar en lo que los propios defensores de la materia explican en sus páginas web, intentando resumirlo y hacerlo lo más accesible posible. Vamos allá.
¿Qué es la homeopatía?
Desarrollada por Samuel Hahnemann a finales del siglo XVIII, la homeopatía se apoya en la máxima de que una sustancia que puede producir una determinada patología en una persona sana, también puede curar a una persona enferma que presente dicha patología(o una similar) siempre y cuando se administre en dosis mínimas. Esto es lo que en homeopatía se llama «principio de similitud».
Persona sana + Productosin diluir = Persona enferma
Persona enferma + Producto diluido = Persona sana
Pongamos un ejemplo sencillo: Imaginemos que se considerase al pimiento de padrón un principio activo con el que fabricar productos homeopáticos. Si me tomo un pimento de los que pican y me arde la boca, el esófago y el estómago, tomándome un miligramo de pimiento de padrón picante diluido en un gran vaso de agua, los ardores desaparecerían.
Antes de que nadie haga la prueba, advertir que el pimiento de padrón no es un principio activo utilizado en la homeopatía (que yo sepa). Así que de momento, a comer miga de pan.
¿Cómo se elaboran los productos homeopáticos?
En la creación de un producto homeopático hay dos procesos: la dilución y la dinamización.
• La dilución: En esta fase se mezcla el principio activo (Tintura Madre o TM) con agua, alcohol u otro disolvente, habitualmente en una proporción de 1/100.
• La dinamización: La solución obtenida en el proceso anterior se agita fuertemente.
Tras estos dos pasos se obtiene lo que se llama la primera dilución del producto en cuestión, pero no el producto final, ya que la homeopatía considera que cuanto más diluido esté el principio activo, mayor será la eficacia.
Y al igual que disponemos de protectores solares de diferentes factores según las necesidades de cada uno, un mismo producto homeopático se puede presentar en diferentes formatos, variando el grado de dilución del principio activo.
Así, por ejemplo, si en el envase del producto pone 10 CH o 10 C (dilución Centesimal Hahnemaniana) es que se han repetido 10 veces los dos pasos anteriormente descritos y que la proporción utilizada para el paso de dilución es de1/100. Si pone 15 DH o 15 D, significa que se han repetido los pasos 15 veces y que la proporción utilizada es de 1/10 (Decimal).
Una vez más, veamos esto con un ejemplo y esta vez más real:
La belladona es una de las muchas plantas que se utilizan para preparar productos homeopáticos y la hay, entre otros formatos, a 30 CH.
Imaginemos un tubo de 100 ml de capacidad. En él echamos 1 ml de TM (en este caso, belladona) y rellenamos con agua (99 ml de agua). Agitamos la mezcla vigorosamente y obtenemos la primera dilución (1 CH).
Ahora vaciamos el tubo con cuidado y precisión (por decir algo), dejando únicamente en él 1 ml del producto resultante de la dilución anterior. A este mililitro de mezcla le añadimos otros 99 ml de agua y volvemos a agitar. Ya tenemos la segunda dilución (2 CH).
Una vez más, vaciamos el tubo dejando sólo 1 ml del preparado obtenido en la segunda dilución, y volvemos a rellenar con otros 99 ml de agua. Agitamos la mezcla. Ya vamos por la 3 CH.
Llegados a este punto, la cantidad de principio activo que podría ir en la solución sería tan pequeña, que para que fuese algo significativa para nosotros tendríamos que ir de «botellón» homeopático durante varios días. Sobra decir que a partir de la 5 CH estaríamos bebiendo, probablemente, el agua más cara de todo el planeta.
Aquí es donde la homeopatía se defiende echando mano de la supuesta «memoria del agua». Según esto, las propiedades del principio activo serán «recordadas» por las moléculas de agua con las que ha estado en contacto. Por lo tanto, no importa que no haya restos del principio activo en el producto final, ya que sus propiedades sí están presentes.
Y ahora es cuando me viene a la cabeza aquella canción de «Toreros muertos» llamada «Mi agüita amarilla». Y es que si el agua tiene memoria, como se aventuran a afirmar gratuitamente, no quiero ni imaginar qué clase de «recuerdos» me bebo cada día.
Resumiendo:
1. El «principio de similitud» por el que «lo que lo causa, lo cura» en el que se fundamenta la homeopatía nunca ha podido ser demostrado.
2. En un producto homeopático no hay restos del principio activo que publicita y, si los hubiese, su cantidad sería tan insignificante que no tendría repercusión en nuestro organismo.
3. La supuesta memoria del agua no está apoyada por ninguna evidencia teórica ni experimental.
Y sobre estos inestables pilares se ha construido un negocio que mueve millones de euros en España. Un negocio que consigue que algunas personas dejen de lado sus tratamientos médicos para poner su suerte en manos de vendedores de humo.
Para terminar, comentar un par de curiosidades relacionadas con este tema:
– James Randi, un ilusionista, escritor y escéptico canadiense, y muy conocido en los medios por denunciar los fraudes de la parapsicología, la homeopatía y otras «pseudociencias», ha ofrecido (allá por el 2011) un premio de 1 millón de dólares a quien pudiese demostrar que la homeopatía funciona. Nadie se ha llevado el premio. Ni este ni otros similares, pues Randi no ha sido el único que ha ofrecido dinero a quien pudiese demostrarlo.
– El verano pasado (julio de 2014), una treintena personas de la plataforma «#NoSinEvidencia», entre las que se encontraban médicos y químicos, escenificaron un «suicidio colectivo» contra la homeopatía en la Praza do Obradoiro como rechazo al proceso regulador iniciado por el Gobierno que define «los remedios homeopáticos» como «medicamentos». Durante este suicidio simulado, los manifestantes ingirieron grandes cantidades de productos homeopáticos diversos, sin producirse ningún efecto en ninguno de los participantes.
Por si no ha quedado claro, es verdad que yo no creo en el poder curativo de la homeopatía, pero sí pienso que el efecto placebo puede ayudar en determinados casos. Pero ese ya es otro tema.