Cuarenta años de un largo viaje sin paradas -y sin retorno- a los confines del sistema solar y luego, quizá, hasta algún rincón desconocido e inimaginable de lo que concebimos como el universo, aunque la mencionada sonda espacial sólo tendrá una previsión de vida útil hasta el año 2025, momento en el que tendrá 48 años.
El artificio mecánico ha tenido el privilegio de ver lo que no le ha sido posible a ningún ser humano en ningún momento de la historia, y ha tomado numerosas fotografías. Entre ellas, la conocida como “Pale Blue Dot” (Pálido punto azul), la que acompaña este comentario y que corresponde a NASA/JPL-Caltech. Se trata de una inquietante imagen de la Tierra tomada a cuatro mil millones de millas, equivalentes a casi seis mil cuatrocientos millones de kilómetros y en dirección a la que se conoce como “Nube de Oort”, una acumulación de objetos astronómicos que no puede ser observada directamente y que se encuentra en los confines de nuestro sistema solar.
La Voyager 1 probablemente termine acercándose al sistema estelar Alfa Centauro, el más cercano al Sol, y después ya nadie lo sabe, quizá continúe camino de otros mundos, de otros rincones inquietantes donde quizá podrían vivir otro tipo de seres que desconocemos, puesto que es una demostración de soberbia pensar que nosotros somos los únicos seres vivos y racionales en un universo infinito.
En la fotografía, la Tierra, nuestro planeta, la esfera celeste que se nos antoja tan grande e importante, se muestra sola como un microscópico puntito flotando en la inmensidad de sólo una parte del infinito, con unas bandas coloreadas que no son otra cosa que las interferencias de la luz solar. Y resulta absurdo, pero, a pesar de tanta insignificancia, seguiremos mirándonos al ombligo, manteniendo y provocando guerras sin sentido, degradando el planeta con una contaminación cada vez mayor, sin demostrar compasión por los que sufren, por los que pasan hambre o por los que experimentan el rechazo y persecuciones por motivo de pensamiento o de sexo… En fin, ¡qué pequeños somos los seres humanos! ¡Qué mezquinos e insensatos! Por qué no nos planteamos qué interés van a tener por algo tan pequeño como nosotros los extraterrestres, si realmente consiguen distinguirnos desde tanta distancia. ¿Por qué tanta —absurda— arrogancia humana?