Esta fotografía está tomada desde el concello de Portas, en la provincia de Pontevedra. La imagen poco cambia desde Pontecesures o desde Padrón. Es un monte tan alto que durante un largo recorrido por la autopista camino de Santiago de Compostela pueden verse esas instalaciones eólicas, iguales a las que existen en otras zonas diferentes de la geografía gallega. Galicia es un buen lugar para las energías alternativas: eólica, maremotriz, hidroeléctrica, e incluso geotérmica y, por qué no, la energía solar.
En Galicia existen todos los recursos para llevar a cabo una profunda transformación energética de tipo ecológico. Sin embargo, los intereses establecidos bloquean cualquier iniciativa de un modo intenso y continuado; el negocio es el negocio. La energía eólica y la energía solar fotovoltaica, que antaño fueron muy potenciadas, de un tiempo a esta parte no gozan de las facilidades que todo el mundo esperaría. Se permite que las viviendas utilicen paneles solares térmicos —calentamiento de agua para calefacción o para uso doméstico—, pero los paneles solares fotovoltaicos están poco menos que penalizados.
Antes, la energía que producían las estaciones fotovoltaicas se revertía a la red general y las empresas energéticas oficiales descontaban esa producción del consumo mensual. Los aerogeneradores, aunque costosos, tenían subvenciones, igual que otras fuentes. Pero, en la actualidad, en Galicia no existe una apuesta decidida sobre las energías ecológicas, sobre un futuro energético al que no se puede dar la espalda.