1. Sólo usamos el 10% de nuestro cerebro.
¿Es que alguien puede pensar que si se le extirpa el 90% de su cerebro “no lo va a notar”? Este mito es aprovechado por muchos para “justificar” que algunas personas puedan desarrollar aptitudes extraordinarias como la telequinesis o percepciones extrasensoriales. Pero la realidad es que utilizamos el 100% de nuestro cerebro y que cualquier lesión en el mismo, por pequeña que sea, suele tener repercusiones. La procedencia de este mito no se conoce a ciencia cierta, pero seguramente ha sido alguna mala interpretación de datos que muchos se encargan de mantener viva (sin ir más lejos, en la película Lucy de Scarlett Johansson estrenada el año pasado).
2. Los humanos tenemos cinco sentidos.
Hemos aprendido en la escuela que los sentidos son cinco, pero hoy en día podemos hablar de, al menos, nueve (algunos neurólogos elevan ese número a más del doble). Los nueve sentidos son: vista, olfato, gusto, tacto, oído, termocepción (percepción del calor), nocicepción (percepción del dolor), propiocepción (percepción de la situación de las diferentes partes de nuestro cuerpo) y equilibriocepción (sentido del equilibrio).
En el mundo animal existen otros sentidos como, por ejemplo, la electrocepción (percepción de campos eléctricos; la poseen animales como los tiburones, rayas, lampreas u ornitorrincos) o la magnetocepción (percepción de campos magnéticos; es el GPS natural que poseen muchas aves).
Lo que está claro es que la expresión “sexto sentido” requiere revisión.
3. Las uñas y el pelo siguen creciendo después de morir.
Esta es otra de esas afirmaciones que la gente escucha y repite gratuitamente. Es probable que el origen de este mito tenga que ver con que al morir, la piel y la carne se deshidratan y encogen, pudiendo dar la sensación de que el pelo y las uñas se alargan. Pero la realidad es que al dejar de latir nuestro corazón, las células no reciben oxígeno y mueren, y esto incluye a las que hacen crecer estas dos cosas. Por otro lado, y teniendo en cuenta que las uñas crecen unos milímetros al mes, ¿realmente es creíble que alguien pudiese vigilar un cadáver durante semanas para poder llegar a esta conclusión?
4. Las neuronas no se regeneran y el consumo de alcohol las mata.
¿Quién no ha oído alguna vez que al consumir alcohol matamos neuronas, reduciendo así su número? De entrada las neuronas sí se regeneran y a este proceso se le conoce con el nombre de neurogénesis. Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud, eso está claro, pero el número de neuronas no desciende por ello. Si nos pasamos con el alcohol, acabaremos con problemas de hígado pero con cada una de las neuronas en su sitio.
5. La lengua tiene diferentes áreas y cada una detecta un sabor.
Basta buscar en Google imágenes el texto “mapa sabores lengua” para darse cuenta de lo extendida que está la creencia de que cada tipo de sabor se detecta en un área concreta de la lengua. Pero lo cierto es que las papilas gustativas se encuentran repartidas por todo este órgano y que todas ellas detectan los sabores básicos más o menos con la misma eficacia. Realmente este mito es muy fácil de desmontar: según el mapa que divide la lengua en áreas por sabores, la punta de la misma detecta el dulce; pues bien, coged un poco de sal y ponedla en esta zona a ver qué pasa.
6. Tras la comida, hay que esperar dos horas antes de bañarse para no sufrir un corte de digestión.
Este es un mito que para aquellos que tenemos una edad ha sido motivo de pataleos y enfados durante nuestros más tiernos años de infancia.
Para empezar, el proceso de digestión puede llegar a durar unas cuatro horas, por lo que esperar una hora o dos no nos libraría de sufrirlo.
Para seguir, lo que comúnmente se llama “corte de digestión” se produce cuando sometemos a nuestro cuerpo a un cambio brusco de temperatura, por lo que simplemente si hemos estado tomando el sol y nos metemos de golpe en el agua podría producirse, independientemente de la hora a la que hayamos comido. Obviamente cuanta más temperatura tenga nuestro cuerpo y más fría esté el agua, más peligro hay.
7. El hipo se cura con un susto… o bebiendo siete tragos de agua… o masticando un limón…
En cuanto alguien sufre un ataque de hipo aparecen los amigos proponiendo las soluciones más variopintas, pero la realidad es que ninguna de ellas funciona o, por lo menos, no se ha podido probar su eficacia. Lo habitual es que el hipo así como venga se vaya y, por suerte, no suele durar más allá de unos minutos. Pero, ¿sabías que el récord lo tiene un estadounidense del siglo XIX que padeció hipo durante unos 68 años?
8. Si te mojas o comes después de la media noche, te reproducirás incontroladamente.
Ehhh… Bueno, esto es cierto… si eres un gremlin.