Pero ¿por qué se burla así de nosotros nuestro cerebro?
De una forma muy general, podemos decir que nuestro cerebro está diseñado para localizar y recordar patrones que le permiten identificar la información que recibe muy rápidamente. Pero esta característica tiene un efecto secundario que hace que veamos formas donde no las hay, simplemente porque las asocia vagamente a un patrón conocido.
Por resumirlo muchísimo, es como si nuestro cerebro se guiase por la máxima “Blanco y en botella, leche”. Pero podría no ser leche.
Puede que esta cualidad sea el resultado de nuestra propia evolución en el camino hacia nuestra supervivencia. Por ejemplo, si nuestros antepasados veían la forma de un animal salvaje en el medio de la vegetación y salían corriendo, es posible que alguna vez eso les salvase la vida, aunque en muchas ocasiones sólo fuesen hojas y sombras. Tal vez aquellos que no tenían esa facilidad para identificar esos patrones tan rápidamente tenían más probabilidades de acabar siendo el menú de alguna bestia hambrienta.
En particular, la pareidolia se ve acentuada cuando de semblantes se trata, ya que los humanos estamos especialmente preparados para reconocer los rostros muy rápidamente.
¿Te has parado alguna vez a pensar cuántas caras tienes memorizadas? ¿Cientos? Piensa en las de tus amigos, familiares, compañeros de trabajo, actores, cantantes,… Somos capaces de reconocer un número increíblemente alto y es porque nuestro cerebro está especialmente preparado para ello. Ya de bebés somos capaces de distinguir las caras de nuestros padres y, a medida que vamos creciendo, esta capacidad va aumentando exponencialmente.
El patrón de una cara es reconocido muy rápidamente por el cerebro, por eso tenemos tanta facilidad para “verlas por todas partes”.
Sobre este tema, en Internet existe una legión de seguidores que se dedican a fotografiar y subir a la red aquellas “caras” que se encuentran en su día a día. Existen foros, blogs y webs en los que podrás ver cientos de fotos con los rostros más divertidos de todo tipo de objetos cotidianos. Basta con hacer una búsqueda en Google de “pareidolia” para llegar a ellos.
Pero más allá del simple divertimiento, este efecto puede tener repercusiones en lo comercial.
¿Has relacionado alguna vez el frontal de un coche con una cara e, incluso, has llegado a asociarle un estado de ánimo? Seguro que muchas veces. Y esto lo saben los fabricantes de automóviles y hacen estudios acerca de “qué tipo de cara” vende más según el tipo de coche y el de cliente al que va destinado.
Y ahora, mira a tu alrededor y dime si algún objeto te está mirando.