En la fotografía puede observarse a un ingeniero que le transmite órdenes vocales y visuales a un robot humanoide consiguiendo una gran interacción a todos los niveles. Este robot se llama NAO y está fabricado por la empresa francesa Aldebarán Robotics. Puede oír, ver, reconocer objetos y personas por su imagen y por su voz, puede caminar, asir objetos, e incluso hablar y mostrar ciertos efectos que podrían ser calificados como sentimientos. Asimismo, es capaz de desarrollar numerosas tareas, algunas de cierta complejidad, pero el único inconveniente es su precio, que supera los diez mil euros. Pueden verse sus características de un modo más detallado en la página https://store.aldebaran.com/eur_fr/nao/how-do-i-work.html
Pero NAO no es el primer robot humanoide que se ha desarrollado ni tampoco el único. Los japoneses han construido un modelo conocido como Kirobo, combinando las palabras japonesas Kiro, que significa esperanza, y Robo, en alusión a robot. En el proyecto ha participado la firma japonesa Toyota, y una de sus unidades ha sido enviada a la Estación Espacial Internacional. En la siguiente dirección de Youtube puede verse un vídeo en el que el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, en una visita a Tokio, juega al fútbol con uno de estos humanoides https://www.youtube.com/watch?v=EAwIqgGQKWY
Todos estos avances tecnológicos recuerdan numerosas novelas, relatos y películas de ciencia ficción entre las que conviene destacar»Yo, robot», la obra de Isaac Asimov que luego fue llevada al cine años más tarde y en la que se establecen, a su juicio, tres leyes básicas de la robótica:
1ª.- Un robot no puede hacerle daño a un ser humano.
2ª.- Los robots deben obedecer las órdenes de los seres humanos, salvo que esas órdenes entren en conflicto con la Primera Ley
3ª.- Un robot debe proteger su propia existencia en tanto no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley
En Internet existe numerosa documentación sobre los robots como protagonistas de las obras de ficción, y en esta dirección, por ejemplo, encontramos una buena clasificación presentada bajo el título «Los cincuenta robots más famosos del cine»: http://cinemania.es/especiales/los-50-robots-mas-famosos-del-cine/
No cabe duda que en un futuro quizá no muy lejano los robots formarán parte de nuestras vidas cotidianas y tendrán un papel relevante en las actividades laborales. Recordemos, por ejemplo, cuando los bancos y las empresas llevaban sus anotaciones y su contabilidad a mano, escribiendo los movimientos en papel. El ordenador, que no deja de ser un autómata, ha ido relegando a un segundo plano determinados trabajos que antes realizábamos los humanos, e incluso ha eliminado trabajos que muchas personas desconocen, como era el trabajo de los «perforistas», aquellas personas que operaban con una consola parecida a una máquina de escribir (http://es.wikipedia.org/wiki/Perforadora_de_tarjetas#/media/File:IBM_card_punch_029.JPG), preparando unas fichas rectangulares de cartulina que recogían información codificada en el lenguaje de la máquina para que los grandes —-enormes—- ordenadores IBM (International Business Machines) de los años sesenta hicieran luego su trabajo. Aquellas fichas perforadas, por cierto, tenían que ir debidamente ordenadas porque el ordenador no era capaz de pensar, sólo ordenaba datos y calculaba resultados. Puede verse una imagen de dichas fichas en el siguiente enlace: http://es.wikipedia.org/wiki/Tarjeta_perforada#/media/File:IBM1130CopyCard.agr.jpg
Otro buen ejemplo es el autómata desarrollado por Apple para sus teléfonos iPhone, llamado «Siri», que interactúa con el usuario hasta el punto de recibir y ejecutar órdenes, o incluso de contestar adecuadamente cuando se le insulta. En realidad se trata de un programa de inteligencia artificial que, en un futuro cercano, permitirá escribir relatos y poesías, aunque su evolución tecnológica quizá necesite más tiempo para poder vibrar y emocionarse con la lectura de obras como «Cien años de soledad», de García Márquez; con la complejidad extraordinaria de «Bomarzo», de Manuel Mujica Láinez; o con las poesías de Whitman o de Neruda.
Quién sabe si los robots, tengan o no forma humana, podrán llegar a pensar por sí mismos con el paso del tiempo. Baste una mirada al pasado reciente para asombrarnos por los avances de las últimas décadas. Por lo pronto, ya hace tiempo que se investiga sobre la computación neuronal, que pretende acercarse al comportamiento cerebral humano. La solución para el ser humano será adaptarse a los nuevos retos y no estancar su conocimiento ni sus aptitudes profesionales, en definitiva, habrá que renovarse.