En la madrugada de este miércoles, el Parque Comarcal de Bomberos del Baixo Miño, situado en O Porriño, ha permanecido cerrado, mientras la comunidad se encontraba bajos los fuertes efectos de la borrasca ‘Kirk’. Esta situación ha generado una gran preocupación en los vecinos y autoridades de los municipios que dependen de este servicio esencial, que cubre emergencias en 13 localidades del sur de la provincia de Pontevedra.
Más de un año de cierres intermitentes
El cierre del parque no es un hecho aislado. Según informan los bomberos a través de un comunicado emitido por su representación sindical, la falta de personal y recursos ha provocado la clausura de estas instalaciones en varias ocasiones durante el último año. De hecho, desde el fin de la huelga de bomberos comarcales en marzo, el parque de O Porriño ha estado cerrado 11 días en septiembre y ya ha cerrado 5 veces en lo que va de octubre.
El conflicto entre los bomberos, la Xunta de Galicia y las Diputaciones continúa sin resolverse. Los sindicatos denuncian que, a pesar de la desconvocatoria de la huelga, los problemas persisten. «Desde la parte política no se dan los movimientos adecuados para evitar los cierres», señalan los representantes de los bomberos. La situación no solo afecta a la seguridad de los municipios cubiertos por el parque, sino también a la moral y las condiciones laborales del cuerpo de bomberos, que trabaja con plantillas insuficientes y materiales obsoletos.
Municipios afectados y riesgo inminente
El parque comarcal del Baixo Miño es responsable de la cobertura de emergencias en O Porriño, Mos, Redondela, Salceda de Caselas, Salvaterra, Tui, Tomiño, O Rosal, As Neves, Mondariz, y Mondariz-Balneario, y también sirve de apoyo en municipios costeros como A Guarda, Gondomar, Nigrán, Baiona y Ponteareas. Sin embargo, con el parque cerrado, la capacidad de respuesta ante emergencias en esta amplia zona se ve gravemente comprometida, especialmente durante episodios de meteorología adversa como el de esta semana.
Los sindicatos aseguran que con el número actual de bomberos y la falta de renovación de personal, es prácticamente imposible garantizar un servicio eficiente. «Es muy preocupante que los alcaldes no estén alzando la voz para que esto no se repita. Es la seguridad de sus vecinos la que está en juego», subraya el comunicado sindical.
Equipos desfasados y falta de material
A la falta de personal se suma el deterioro de los equipos y materiales con los que trabajan los bomberos. La representación sindical denuncia que los retrasos en la compra y reposición de equipos están dejando a los parques en una situación crítica, con vehículos y herramientas que no cumplen con los estándares necesarios para operar en condiciones óptimas. Este envejecimiento del parque móvil y la escasez de material supone un obstáculo más para un cuerpo que, de por sí, ya tiene dificultades para prestar un servicio adecuado a la población.
Medidas urgentes
Mientras tanto, desde las administraciones responsables, tanto la Xunta de Galicia como las Diputaciones, no se ha dado una solución clara al conflicto. El fin de la huelga, aunque anunciado como un paso adelante, no ha resuelto el problema de fondo: la falta de inversiones y la escasez de personal. «Pareciera que desde su visión solo era importante el anuncio del fin de la huelga, no el fin de los cierres», lamentan desde el sindicato.
El comunicado pone de manifiesto una realidad alarmante: la seguridad de miles de ciudadanos está en juego mientras las instituciones no toman medidas contundentes para garantizar el funcionamiento continuo de los servicios de emergencia. La situación en O Porriño es solo un ejemplo de un problema que afecta a más parques de bomberos en Galicia y que, de no resolverse, podría derivar en tragedias evitables.
Mientras los cierres se siguen sucediendo, los bomberos aseguran que continuarán haciendo todo lo posible para prestar el mejor servicio dentro de las limitaciones actuales. No obstante, advierten que si no se toman medidas urgentes, la capacidad de respuesta ante emergencias será cada vez más limitada. «En la jornada de mañana, será casi imposible que los ayuntamientos puedan recibir nuestra ayuda», concluye el comunicado, evidenciando la gravedad de la situación.
La comarca del Baixo Miño, con miles de habitantes y una amplia extensión geográfica, depende de un cuerpo de bomberos que lucha no solo contra el fuego y las emergencias, sino también contra la falta de recursos y apoyo institucional.