Cruz Estévez y su hijo Gabriel, de 16 años, han sido desahuciados de su vivienda esta mañana sin oponer resistencia y mientras vecinos y amigos les apoyaban desde el exterior a gritos de «injusticia».
El desahucio, ordenado por la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de O Porriño, tenía fecha para el 12 de febrero pero entonces la presión vecinal logró paralizar la actuación de los funcionarios.
Este martes no hubo esa posibilidad y, a pesar de que desde las ocho de la mañana ya estaban preparados, no fue hasta las doce del mediodía cuando Cruz y su hijo salieron de la vivienda de la parroquia de Torroso. Llevaba viviendo más de medio siglo ahí y en esa casa ha invertido toda su vida y sus ahorros. «Es mi casa y voy a luchar por ella. Mi madre me la dejó y su madre a ella y no me voy a rendir», aseguraba esta tarde esta vecina de Mos, enfrentada con sus hermanos por la vivienda.
Según ha explicado, fue su propia familia la que la denunció para echarla de la vivienda, de la que su padre es usufructuario. Tras varios aplazamientos, lleva semanas temiendo este final. «Me habría gustado que la jueza esperase a ver la valoración, lo único que me queda ahora son los vecinos», indicaba. «Se supone que la familia está para estar unidos y ayudarse», señaló su hijo, con su mascota en brazos.
Con lágrimas de «rabia» e «impotencia» salía arropada por sus amigos y vecinos, que aseguraban no entender cómo se ha llegado a esta situación, especialmente por tratarse de un conflicto familiar. «No tengo familia, tengo cuervos», aseguraba enfadada Cruz minutos después de abandonar de la vivienda.
La mujer, con una pensión de 480 euros y un hijo de 16 años a cargo, explica que dejó de trabajar para cuidar de sus padres y ahora se encuentra «fuera del mercado laboral». Ya se ha trasladado a la casa de una amiga, a poca distancia de la que fue su hogar hasta este martes y asegura que continuará «en los juzgados» luchando por el que fue hasta ahora su hogar.