Hace más de tres semanas que Benjamín Martínez, de 38 años, encuentra colas frente a la puerta de la célebre administración de loterías de O Porriño La X de la Suerte. Hace 15 años que vende décimos en el negocio familiar, él encarna a la cuarta generación de loteros al frente del establecimiento y lleva toda la vida mirando a la suerte a los ojos: “¿Hay algo más bonito que repartir premios?”, exclama con tono enérgico y optimista. Le encanta su trabajo.
Hace 11 años que en la administración del número 7 de la calle Ramón Gonzalez venden lotería nacional, concretamente desde 2011, y desde su mostrador ya han celebrado 22 grandes premios. Tres de ellos fueron premios gordos. En período navideño de 2020-2021 tocaron en la misma administración el Gordo de la Lotería de Navidad y el de El Niño y desde entonces su fama y sus ventas crecen exponencialmente, fuera de Galicia los conocen como el ‘Doña Manolita Gallego’.
La X de la Suerte está entre las seis administraciones de lotería que más premios reparte de toda España: “El único año negro fue 2013, indica el lotero, ese año no tocó nada”.
A estas alturas de diciembre, advierte Benjamín, la mayor parte de sus clientes llegan de fuera de Vigo: “Este año la gente del pueblo se adelantó muchísimo”. Quizás porque ya se corrió la voz de la estadística que hizo uno de sus clientes habituales: “En 2022 toca seguro, porque desde hace una década toca cada dos años. Estadística pura”.
Doble suerte para O Porriño
En el momento en el que VIGOÉ entrevista a Benjamín Martínez por teléfono, nos cuenta que la pareja que entra en la administración se está haciendo un ‘selfie’ con las fotos de los premios entregados en la última década.
La repercusión mediática del establecimiento lleva a sus puertas a clientes de todo pelaje: “Tenemos muchos cliente de otras provincias que hacen una escapada Vigo para ver las luces de Navidad y se desvían a Porriño a comprar lotería aquí, algunos repiten todos los años”. Aunque en esta época la venta se dispara por Internet gracias a la fama que los precede.
El lotero se confiesa “muy satisfecho y orgulloso” del éxito de la administración de loterías porque todos esos premios no caen en una gran capital sino en un pueblo de 20.000 habitantes y considera que eso repercute también en los negocios vecinos: “Quien llega hasta O Porriño a comprar lotería es probable que se quede a comer, se acerque a un comercio de la zona o tome algo en un bar del barrio”.
Más compradores y cada vez más jóvenes
Benjamín observa desde hace tres años baja la media de edad entre los clientes que compran Lotería de Navidad “en general quien compra la lotería es un perfil maduro, la gente joven suele hacer apuestas deportivas o comprar rascas, tienden más a la satisfacción instantánea”.
Este año también aprecia que se está vendiendo más lotería, cree que la incertidumbre que siembran la guerra de Ucrania y la subida de los precios pueden tener que ver: “Lo he visto en otras crisis, en tiempos difíciles juegan muchas más personas a la lotería, aunque las cantidades que arriesgan son más bajas y compran menos décimos”.
Otra tendencia que no le pasa desapercibida al lotero es que, aunque los rituales y tradiciones irracionales que rodean a los juegos de azar es “abrumadora” cada vez son menos los clientes que juegan a un mismo número. La mayoría, explica, prefiere que sea la suerte quien llegue hasta ellos y en vez de arriesgarse y buscarla. La costumbre favorita de ese tipo de compradores suele comprar ‘El décimo sorpresa’.
‘El décimo sorpresa’, el favorito
El joven lotero no solo lleva 15 años repartiendo suerte sino “disfrutándola” y vuelca ese entusiasmo en su negocio, no solo se involucra en el trato con todos sus clientes sino que además dinamiza las redes sociales y la actividad en su administración en la medida de lo posible.
Una de las iniciativas que más éxito tuvo es ‘El décimo sorpresa’, un boleto que desde 2018 vende en un sobre cerrado. La elección de esta modalidad gana cada vez más adeptos dentro y fuera de O Porriño, muchas más desde que el número premiado llegó dentro de este sobre.
Algunos de sus clientes han convertido en tradición comprar este décimo y mantener la sorpresa hasta el mismo día del sorteo. Se ha convertido en una especie de ritual. Otro de ellos es pasar la participación por la figura de un trébol que tienen el el local.
A pesar de que en esta época el volumen de trabajo de Benjamín es “de locos”, el lotero asegura no perder ni un segundo la sonrisa porque considera que vive rodeado de ilusión: “La vida está muy vinculada a la lotería: el mundo se mueve y los sueños se cumplen porque hay una ilusión detrás”.