El templete de San Luis de O Porriño recuperará su estructura original con una nueva cubierta de hierro y cristal y un uso acorde con la importancia de este monumento, una de las joyas arquitectónicas diseñadas por Antonio Palacios.
La estructura, que daba acceso a la estación de Gran Vía de Madrid, estuvo operativa desde 1920 hasta 1970, año en el que fue donado a la villa natal del arquitecto tras la remodelación de la línea de metro de la capital. Del original tan solo se pudieron recoger las piedras que conformaban la estructura y desapareció la marquesina de hierro y cristal.
En Madrid, hace dos años, encargaron una réplica de dicha estación por un valor similar al coste de la rehabilitación de la original, incluida dentro del Catálogo de Patrimonio Cultural de Galicia.
Fueron varias las alternativas que el arquitecto municipal de entonces, Bar Boo, propuso para ubicar esta estructura. Entre ellas se barajó su utilidad como pabellón de conciertos al aire libre o como quiosco, pero se llegó a la conclusión de que el mejor uso que se le podía dar era el de biblioteca y como archivo de la obra de Antonio Palacios. Sin embargo, desavenencias entre las diferentes instituciones públicas acabaron apartando a Bar Boo de su cargo y fue el arquitecto Desiderio Pernas quien se encargó de la restauración en su ubicación actual, en el Campo da Feira.
Devolver el carácter «arquitectónico» a la obra
La restauración que acaba de licitar la Xunta contempla una intervención que evite que continúen produciéndose daños en la estructura y también acometer una mejora en su entorno para garantizar su conservación y ponerla en valor, además de dotarla de una mayor seguridad dada la proximidad de un parque infantil.
Por ello, la primera premisa es retirarle su carácter actual «escultórico» y devolverle su valor «arquitectónico» como edificación, además de dotarlo con una iluminación adecuada que mejore su presencia urbana.
Además de reparar los daños estructurales, se le dotará de una cubierta y un suelo que le devuelvan el sentido de edificio, de forma que facilite su conservación.
En cuanto a la cubierta, que originalmente estaba realizada en hierro y cristal, además de proteger al edificio de las inclemencias del tiempo permitirá dar cobijo al as actividades que se desarrollen en su interior.
Así, la propuesta contempla cerrar con un elemento de vidrio semejante al original para recuperar el cierre de la fachada y eliminar el hueco por el que en la actualidad crece vegetación.
Por otra parte, para situar el contexto de lo que supuso este edificio en su origen, la escalera y el ascensor a las que daba acceso se reflejarán en el despiece del pavimento y se marcará la proyección de la antigua marquesina con un cambio de textura.