El Arzobispado de Santiago ha salido al paso del conflicto entre los feligreses de Cangas y el párroco Severo Lobato después de que la casa rectoral de la localidad fuese apedreada durante la madrugada del viernes.
En un comunicado, la Archidiócesis compostelana, a la que pertenece la parroquia de la comarca de O Morrazo, señala que ha abordado con el sacerdote la situación para tratar de «suavizar las tensiones y posibles malentendidos» en la parroquia, donde los feligreses han manifestado en varias ocasiones su malestar con la actitud de Severo Lobato.
«Bajo ningún concepto es aceptable justificar cualquier tipo de conducta agresiva ante la disensión de opiniones o pareceres, y condenamos rotundamente los comportamientos violentos acaecidos en las últimas horas contra el párroco, y las acciones perpetradas contra los bienes patrimoniales», remarca el Arzobispado que encabeza Julián Barrio.
La última de las polémicas reside en la atribución por parte de los asistentes a una misa de unas palabras del párroco sobre las muertes de marineros en naufragios que, según estas versiones negadas por Severo Lobato, atribuyó a su falta de fe cristiana.
En este sentido, la iglesia compostelana remarca que «siempre ha sido empática y cercana» con la vida de las gentes del mar. «Los obispos y sacerdotes han mostrado siempre una especial sensibilidad cuando se producen hechos dramáticos: pérdidas personales, tragedias marítimas o dificultades por la crisis en el sector», añade el arzobispado.
Así las cosas, expresa su lamento por que «las palabras de una predicación, que trataba de trasladar aliento y consuelo a los que dedican o pierden su vida en el mar hayan sido tergiversadas, generando así crispación entre los fieles».
Por último, reitera su llamada a la «convivencia pacífica» y anima a la comunidad parroquial canguesa «a dar un paso adelante en aras de restablecer la normalidad desde un diálogo constructivo, y nunca desde el reproche, la calumnia, las descalificaciones y cualquier otra actitud o gesto violento».