El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha enviado al juzgado de Marín (Pontevedra) la investigación sobre el naufragio del arrastrero gallego ‘Villa de Pitanxo’ en aguas internacionales próximas a la isla de Terranova (Canadá), al ser esta la localidad donde radica el puerto base del buque pesquero.
Sigue así el criterio de la Fiscalía, que consideró que la competencia para investigar el hundimiento sería del juzgado territorial, el de Marín, y que vio indicios de, al menos, 21 delitos de homicidio por imprudencia grave y contra los derechos de los trabajadores.
El ‘Villa de Pitanxo’ naufragó durante la madrugada del 15 de febrero en aguas canadienses con 24 marineros a bordo, de los que únicamente han sobrevivido tres. Sólo se han podido hallar los cadáveres de nueve tripulantes.
El titular del juzgado central de instrucción número 2 explica en su auto que los tratados internacionales reconocen la soberanía y el ejercicio de la jurisdicción penal al Estado del pabellón del buque, que supone una extensión extraterritorial de la soberanía, con el fin de evitar lagunas competenciales en alta mar.
También el Tribunal Supremo atribuye la competencia a los juzgados territoriales y no a la Audiencia Nacional cuando el buque donde se habrían cometido hechos delictivos forma parte del territorio español.
Por tanto, dice el juez, “los hechos que sucedan dentro de los buques o aeronaves españolas”, como es este caso, “quedan asimilados a los hechos cometidos” dentro del país y quedarían fuera de los límites de la Audiencia, siendo la competencia del juzgado de la localidad donde radica el puerto base, Marín.
El hundimiento del ‘Villa de Pitanxo’ llegó a la Audiencia tras una denuncia de la Guardia Civil de Pontevedra, que interrogó a los tres únicos supervivientes, entre ellos el capitán; con versiones contradictorias sobre la forma en la que se produjo el hundimiento y cómo fallecieron por hipotermia los tripulantes.
Declaración de los supervivientes
Según el informe de la Fiscalía, recogido en el auto, el capitán Juan Enrique Padín dijo que sobre las 04:00 horas se paró el motor, lo que, dadas las condiciones meteorológicas, determinó la entrada de agua por la aleta de babor ocasionando cada vez mayor escora por babor.
Manifestó que ordenó el abandono del buque previa colocación del traje de supervivencia y el chaleco salvavidas y que hizo la llamada de emergencia. Según los datos técnicos, eran las 4:24 horas. Después, ya con todo colocado, prosigue su relato, se dispusieron al arriado de las balsas por babor y estribor.
Su sobrino, Eduardo Rial, relató que el buque estaba virando poco a poco y se paró el motor, que empezó a entrar agua por el costado de babor y a escorarse y que el capitán dio la señal de abandonar el buque. Entonces, recogió el traje de supervivencia y el chaleco, con el buque prácticamente hundido.
El tercer superviviente, el marinero Samuel Koufie Kwesi, explicó en un principio que, al pararse el motor, el barco quedó a merced de las olas, de modo que empezó a entrar mucha agua y se escoró hacia babor. Entonces oyó al capitán ordenar que subieran al puente y lo hizo sin el traje de supervivencia porque no le dio tiempo.
Pero en una declaración posterior este marinero dio una versión absolutamente distinta: aseguró que el motor no se para sino que las maquinillas que recogen el aparejo dejaron de funcionar bien, provocando la escora. Relató que gritaron al capitán que soltara los aparejos, pero que se negó, y que después, con el buque muy ladeado, el motor se paró y se incrementó la escora de babor.
También negó que el capitán ordenase ponerse los trajes de supervivencia, aunque él y su sobrino sí los llevaban, y que, cuando consigue subir a una balsa, el buque se hundió produciendo un agujero en esta. Llegó incluso a detallar el orden de fallecimiento por hipotermia de los tripulantes refugiados en la balsa.
El marinero justificó su cambio de versión en la presión que dijo haber sufrido por parte del capitán y el armador -a quien no identifica- en su primera declaración.
La Fiscalía sospecha que su primera declaración puede no ajustarse a la realidad y cuestiona la versión del capitán, que dijo que la tripulación se puso el equipo de salvamento, mientras que el marinero Koufie indicó que sólo lo llevaban él y su sobrino, un hecho “corroborado con la realidad” de que ni este tripulante ni ninguno de los fallecidos encontrados lo tenía puesto.
Además, la Fiscalía cree que la velocidad del buque, instantes antes de su hundimiento, “suscita dudas acerca de la versión del capitán” sobre la parada de los motores por avería como causa determinante de la escora y posterior naufragio.