Los cuatro acusados de un delito de contrabando, por su implicación en una trama de venta de cupones falsos que operaba desde Moaña, han reconocido los hechos y, tras un acuerdo de conformidad, han sido condenados a penas menores y eludirán el ingreso en prisión.
Así, el juzgado de lo Penal 1 de Vigo ha dictado sentencia de conformidad por la que condena a la ‘cabecilla’ del grupo a la pena de 2 años de cárcel y al pago de una multa de 135.335 euros por un delito de contrabando. También la ha inhabilitado para ejercer profesiones que tengan que ver con juegos de azar durante un período de 5 años.
A otros dos acusados, los condena como cooperadores necesarios en ese delito, a la pena de un año y medio de prisión, multa de 135.335 euros e inhabilitación por tres años. Finalmente, a la madre de la responsable de la trama, la condena como cómplice a 9 meses de cárcel, multa de 67.667 euros e inhabilitación de 2 años.
El tribunal ha tenido en cuenta la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que los acusados consignaron 5.000 euros para hacer frente a las costas y a los daños ocasionados a la ONCE. Asimismo, ha declarado la suspensión de la ejecución de la pena de prisión por un período de 2 años, a condición de que los procesados no delincan en ese tiempo.
Hechos reconocidos
Los hechos se remontan al verano de 2020 cuando dos de las acusadas comenzaron a elaborar y vender cupones falsos, de 1 y 2 euros, para un supuesto sorteo en favor de colectivos con discapacidad. Los cupones aparentaban ser emitidos por dos asociaciones de personas con discapacidad y los números emitidos estaban supuestamente vinculados al sorteo de la ONCE. Asimismo, también emitían cupones de la modalidad ‘rasca’.
Para elaborar estos cupones contaban con la participación de un tercer acusado, que producía las papeletas en una imprenta de Moaña. Una vez impresos, los entregaba a la ‘cabecilla’ del grupo y ésta, con ayuda de su madre, los enviaba a una red de casi una veintena de vendedores por toda España.
Estos vendedores, que distribuían los cupones en localidades como Cangas, Nigrán, Bilbao, Plasencia, Córdoba, Ourense, Vilagarcía, A Coruña, Chiclana o Alcalá del Río (Sevilla), cobraban un porcentaje mínimo de las ventas. Cuando los cupones resultaban ‘premiados’, eran los vendedores quienes pagaban el premio, si éste era pequeño, y si el premio era mayor, se encargaba de abonarlo la responsable de la trama.