Un hombre acusado de dos delitos continuados de abuso sexual sobre menores de 16 años, tras haber realizado supuestamente tocamientos a dos hermanas en el partido judicial de Redondela, ha negado este miércoles los hechos, que ha atribuido a «malos entendidos», aunque las psicólogas que han declarado como peritos han avalado la credibilidad de las niñas.
Según mantienen la Fiscalía y la acusación particular, en el mes de abril de 2022 el acusado fue acogido por los progenitores de las niñas en su vivienda (en un bajo del domicilio) porque no tenía donde alojarse.
Uno de los días en los que hacía el traslado, estando en dicha vivienda, le tocó el trasero y cogió por la cintura a una de las hijas del matrimonio, aprovechando que ésta se encontraba allí ayudando en las tareas de mudanza.
Otro de los episodios relatados ocurrió unos días después, cuando el hombre y la menor estaban a solas en el domicilio familiar. Las acusaciones sostienen que la niña estaba con el acusado viendo la televisión en el salón y que, en un momento determinado, él se acercó a ella (que estaba tumbada en un sofá) y, de rodillas, la cogió por la cintura e intentó besarla en la boca.
Ante estos hechos, la menor se fue a una habitación, y el hombre llamó a su puerta. Al abrirle la niña, él se dirigió a ella diciéndole que, si tuviera su edad, sería su novio, por lo «bonita» que era.
La niña avisó a sus padres de lo ocurrido, y el padre acudió al domicilio, donde tuvo una discusión con el acusado. Días más tarde, el procesado abandonó la vivienda.
A raíz de estos hechos y al escuchar a sus padres debatir sobre la conveniencia de presentar denuncia ante la Policía, la hermana menor desveló que ella también había sufrido abusos.
Así, ya ante los agentes, relató que el acusado la había llevado a su casa en alguna ocasión, o que le había tocado sus partes íntimas en el cine, a donde la llevó al menos en un par de ocasiones.
El acusado niega los hechos
En su declaración, el acusado ha explicado que mantenía una relación de amistad y confianza con la familia, especialmente con la madre, desde hacía mucho tiempo, y que le ofrecieron alojarse en su domicilio «mientras no encontraba otra cosa» cuando tuvo que abandonar su casa.
Así, ha reconocido que también tenía relación de confianza con las niñas, a las que llevaba al parque, a la playa o al cine (sobre todo a la más pequeña). No obstante, al ser preguntado por los supuestos abusos sexuales, los ha negado reiteradamente.
Según su relato, el día de la mudanza pudo «rozar» el trasero de la menor, pero no intencionadamente, sino en el trasiego del traslado y colocación de los enseres en el bajo en el que se iba a alojar.
Con respecto al episodio ocurrido en el salón de la vivienda, ha señalado que, efectivamente, pidió «permiso» a la niña para darle «un beso de amigo» en la mejilla porque se iba a marchar, y que le dio dos besos en la cara.
Según ha señalado, la conversación entre ellos fueron «palabras mal entendidas», y así se lo dijo al padre de las menores cuando éste se enteró de lo ocurrido y le exigió una explicación.
«Nada de lo que me tenga que arrepentir»
En los días posteriores a los supuestos abusos, hubo un intercambio de mensajes de WhatsApp entre el acusado y la madre de las niñas, en los que ella le reprochaba su comportamiento y le preguntaba por qué lo había hecho. El acusado se limitaba a decirle que lo sentía y que lo que hacía con las niñas era «jugar».
Sin embargo, en su declaración ante el tribunal, el acusado ha matizado que estaba pidiendo disculpas a la madre «por el mal trago que estaba pasando, porque las niñas le estaban contando cosas que no son verdad». «Yo no he hecho nada de lo que me tenga que arrepentir», ha subrayado ante la sala y, en su turno de la última palabra, ha insistido en que las acusaciones son «mentira».
Relatos «creíbles» de las víctimas
Las psicólogas que elaboraron el informe psicosocial de las niñas han coincidido en señalar que su relato de los hechos fue «creíble» y «coherente».
En el caso de la hermana mayor, han explicado que narró lo sucedido y las situaciones de abuso con «persistencia»; y han añadido que, aunque no presentaba secuelas que repercutieran en su vida diaria, sí presentaba un cuadro de alerta y temor ante la posibilidad de cruzarse en algún momento con el acusado.
Con respecto al relato de la hermana menor, han explicado que, al ser examinada, la niña estaba retraída y evitaba dar detalles «por si no la creían y por vergüenza», pero igualmente confirmó los tocamientos de forma clara.
En ninguno de los dos casos las especialistas detectaron motivación espúrea o razones para que las menores estuvieran exagerando o dramatizando, y recomendaron para las dos niñas tratamiento terapéutico para ayudarlas a lidiar con esos recelos y temores con respecto de lo ocurrido.
Delitos y penas
La Fiscalía, que considera «plenamente acreditados» dos delitos continuados de abuso sexual sobre menor de 16 años, ha pedido que se condene al acusado a un total de 9 años de prisión. Igualmente, pide una medida de libertad vigilada durante 5 años, la inhabilitación para profesiones que tengan relación con menores, y que se le prohíba acercarse o comunicarse con las niñas por tiempo de 2 años superior a la pena de cárcel impuesta.
Del mismo modo, la acusación particular, que ejerce la familia de las niñas, también ha destacado la «prueba abrumadora» contra el acusado, para quien pide un total de 12 años de cárcel por dos delitos continuados de abusos sexuales a menores.
«Una buena persona»
Finalmente, la defensa ha pedido la libre absolución, y ha concluido ante el Tribunal que el acusado es «una buena persona» que se limitó a «ayudar» a la familia de las niñas, haciéndose cargo de ellas muchas veces mientras sus padres trabajaban. «No tiene perfil de acosador ni de degenerado, no se llevó a las niñas a sitios ocultos, y no tuvo con ellas ningún comportamiento de índole sexual», ha proclamado.
Por otra parte, ha advertido de que las declaraciones de las menores son «un cúmulo de contradicciones» y ha cuestionado su credibilidad, tachando sus relatos de «incoherentes y escasamente verosímiles», antes de apuntar que las menores no presentaron lesiones físicas y «no tienen secuelas», y que deberían tenerlas «si realmente hubo un abuso sexual».