La defensa del hombre condenado, por un tribunal del jurado, por el asesinato de su proveedor de cocaína, en su domicilio de la parroquia de Chapela, en Redondela en enero de 2021, ha pedido una rebaja de la pena y ha alegado para ello “muerte imprudente”.
El abogado del acusado sostuvo, en la vista de apelación, que la pena impuesta es “arbitraria” y en todo caso que se trataría de homicidio imprudente u homicidio, no de un asesinato doloso.
“Es una pena excesiva de acuerdo a las atenuantes aplicadas”, ha dicho, por lo que pide una rebaja de la condena. Alega, además, que su cliente “en ningún momento pensó que había acabado” con la vida de la víctima.
Por su parte, la Fiscalía solicitó que se desestimen los argumentos de la defensa al ver “bien fundamentado” el veredicto del jurado. También descartó que hubiese una valoración de la prueba errónea y se remitió al informe forense para incidir en que el condenado “conocía el riesgo de su agresión”. “No cabe homicidio imprudente”, recalcó.
Con respecto a la alevosía, la mayoría del jurado (siete votos contra dos) consideró que agarró por el cuello a la víctima, desde su espalda, sin que esta tuviera posibilidad de reaccionar y defenderse.
Asimismo, por la misma mayoría, determinaron que la patología previa de laringe que padecía, junto al hecho de que tuviese comida en la boca (estaba cenando en el momento del ataque) y que se le hubiese movido la dentadura postiza, facilitaron una asfixia más rápida.
El jurado determinó que el condenado cometió un asesinato con dolo eventual, es decir, que aunque no tuviera intención de matar sabía que, con su acción, podría provocar la muerte. Mientras, vio probada la atenuante de cooperación con la justicia.
Acusación
El asesinato ocurrió en la noche del 27 de enero de 2021 y el cuerpo de la víctima fue localizado el 30 de enero. El acusado acudió a la casa de este para comprar droga y, como su proveedor no le quiso fiar, lo agarró por el cuello por detrás y lo asfixió.
A continuación, lo ató de pies y manos y lo amordazó con cinta de embalar, y se fue del domicilio, en la parroquia de Chapela llevándose las llaves y el teléfono móvil de la víctima, que luego escondió en una zona de monte.
El autor fue detenido a mediados de marzo de 2021 tras una investigación en la que las huellas y el ADN en un trozo de guante que se quedó bajo el cadáver, así como el análisis de las conexiones de antenas de telefonía móvil, llevaron hasta él.
Al aplicarse dos atenuantes, la Fiscalía, que inicialmente pedía 18 años de cárcel por asesinato, tuvo que rebajar un grado su calificación y, por tanto, también la petición de condena, de manera que solicitó que se le impusiesen 14 años y 11 meses de cárcel.
La defensa, que pedía una condena por homicidio imprudente, había solicitado la pena mínima para asesinato con esas dos atenuantes, de siete años, seis meses y un día de prisión.