Una multitud de almas acudió este fin de semana a Baiona para disfrutar de la XXII Festa da Arribada, especialmente el sábado, cuando la meteorología fue más benévolo con la Real Villa para recibir a sus visitantes.
La Policía Local calcula que en esta ocasión fueron unas 160.000 las personas que acudieron a la Fiesta de Interés Turístico Nacional, algo menos que el año anterior cuando la cifra llegó a las 200.000 almas. El aparcamiento de Porto do Molle facilitó el desplazamiento de los visitantes y tanto el sábado (1.860 personas) como el domingo (1.100) las lanzaderas gratuitas funcionaron cada media hora para evitar los atascos.
En el mercado medieval la comida y las actuaciones se mezclaron durante las dos jornadas con los niños como verdaderos protagonistas de una fiesta en la que se organizan decenas de actividades para los más pequeños.
Declarada en 2010 Fiesta de Interés Turístico Nacional y en 2015 de Interés Internacional, Baiona se ha propuesto lograr el máximo galardón y junto con Santa Fe de Granada y Palos de la Frontera ha solicitado formalmente que las tres sean declaradas Patrimonio de la Humanidad como Lugares Colombinos de España.
Actividades
Un teatro a gran escala, con público, escenario y actores al alcance de la mano. Los protagonistas de la fiesta de A Arribada se entregan en alma y cuerpo para convertir Baiona en el último mercado medieval y el primero del Renacimiento tras la noticia del Descubrimiento de América. Nada más y nada menos que 524 años después, la llegada de la carabela ‘La Pinta’ fue celebrada por todo lo alto, especialmente por los hosteleros que vieron sus establecimientos abarrotados por un aluvión de clientes que solucionan parte del largo y poco poblado invierno que vive la villa
Juglares, cetrería, tiro con arco, oficios artesanales y, sobre todo, comida y bebida para los miles de visitantes que abarrotan el mercadillo que en esta ocasión no tuvo tregua desde primeras horas de la mañana. El pueblo se echó a la calle ataviado de época para recibir a los miles de invitados pese a los chubascos que en ocasiones fueron persistentes. El gremio de artesanos fue el más numeroso y cesteros, canteros y herreros mostraron su trabajo a todos los visitantes.