Las pequeñas calles de la población de Baiona vuelven a llenarse de gente en la antesala de un verano que se presume soleado y caluroso. En los días festivos de este mes de junio, los aparcamientos comienzan a llenarse y los establecimientos hosteleros sacan las mesas y sillas al exterior.
Está claro que el turismo es una de las mayores riquezas de una villa que puede presumir con todo el derecho, entre otras cosas, de su conexión histórica con América, algo que muchas veces queda en el olvido a pesar de la presencia en su puerto de la réplica de la carabela Pinta.