Las investigaciones que llevaron a la localización y detención de este furtivo se iniciaron a principios de este mes cuando el Seprona tiene noticia del hallazgo de varios lazos metálicos colocados en una zona forestal de la parroquia de Mañufe, en el municipio de Gondomar. Los lazos se encontraban escondidos entre la vegetación en una zona en la que se observaba gran cantidad de pisadas de distintos animales, destacando las de jabalí, zorro y gineta, según informó la Comandancia de Pontevedra en un comunicado.
Después de varios días de vigilancias discretas sobre el terreno, los efectivos de la Patrulla del Seprona de Vigo sorprendieron in fraganti a un vecino de la zona cuando estaba manipulando detenidamente los dos lazos metálicos que previamente habría colocado, acompañado de un perro de caza.
Muy próximo al lugar donde se encontraron los lazos, la Guardia Civil localizó dos garrafas de plástico con restos de gasoil, junto a una charca realizada en la tierra del que emanaba un fuerte olor a gasoil. Se trata de una técnica utilizada por cazadores furtivos que consiste en la realización de un socavón en el suelo de una finca y añadirle gran cantidad de gasoil, consiguiendo que los jabalís acudan y se den baños de barro impregnado con el gasoil para la eliminación de garrapatas y demás parásitos. Una vez que los jabalís se dan estos baños y continúan su camino, los cazadores los pueden localizar más fácilmente con perros de rastro como el “Azul de Gascuña”, que es la raza del can que llevaba esta persona cuando fue sorprendido.
A continuación, la Guardia Civil se desplazó hasta el lugar de residencia de esta persona y en el transcurso de una inspección realizada, con su consentimiento, en una finca contigua a su vivienda, el Seprona localizó otros dos lazos similares a los que se habían encontrado en el monte, además de varios esqueletos de cabezas de corzo, astas de gamo y ciervo, y rabos de jabalí, zorro y gineta.
En los alrededores de la vivienda también se encontraron otros efectos estrechamente relacionados con el ilícito penal que se investigaba como son las puntas de lanza y los puñales de fabricación artesanal, con empuñaduras de astas de corzo, que fueron igualmente incautados.
Por último, del mismo modo y por los mismos motivos, se procedió a la incautación e inmovilización de unos doscientos kilos de carne procedente de la caza, que se almacenaba en el interior de un arcón congelador en un galpón anexo a la vivienda.
En consecuencia, la Guardia Civil procedió a incautación de los cuatro lazos metálicos y del resto de los efectos relacionados, cuyo uso y tenencia está totalmente prohibido por suponer un perjuicio para la fauna, al tratarse de un método de caza no selectivo.
Esta persona, que resultó ser vecino de Gondomar, fue detenida por la presunta comisión de un supuesto delito contra la flora y la fauna y, posteriormente, puesta en libertad con la obligación de comparecer ante la autoridad judicial cuando sea requerido.
El Código Penal establece una pena de prisión de cuatro meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses y, en cualquier caso, la de inhabilitación especial para profesión u oficio e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho a cazar o pescar por tiempo de uno a tres años a toda aquella persona sorprendida con artefactos como lazos metálicos sin estar autorizado legalmente para ello.
El arrestado deberá responder también de varias denuncias que se le han formulado por vía administrativa por infracciones a la Ley de Seguridad Ciudadana (fabricación y tenencia de armas prohibidas: cuchillos, puñales y lanzas metálicas), Ley de Caza (tenencia especies cinegéticas sin guía de circulación) y Sanidad (depósito de carne sin control sanitario).