El vehículo, un Mercedes AMG, recorrió unos 300 metros en «zigzag» sin control hasta que fue a parar al centro de la calzada, la PO-340, en pleno centro urbano, en las inmediaciones de la estación de servicio de Mañufe. El fallecido viajaba en el centro del asiento trasero y resultó el peor parado de los cinco.
Las causas del siniestro se encuentran en plena investigación. La Guardia Civil atribuye al piloto un delito contra la seguridad vial tras las primeras pesquisas. La prueba de alcoholemia que se le practicó tras lo ocurrido arrojó un resultado de 0,36 milígramos por litro de aire espirado, tasa que supera el máximo permitido, de 0,25 milígramos.
El nivel de alcohol detectado en el joven no supondría la comisión de un delito en sí mismo, aunque en este caso concurren otras circunstancias que sí llevarían a imputárselo, como es el hecho de que se haya visto envuelto en un accidente por probable exceso de velocidad.
Aunque todavía se desconoce a cuánto circulaba el vehículo, todo apunta a que lo hacía muy por encima del límite establecido en la vía, de 50 kilómetros por hora, por tratarse de una travesía urbana. Habrá que esperar a los análisis de la frenada del automóvil, el rozamiento o la deformación para determinar con exactitud ese dato.
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