Según explicó Javier, desde que su pareja y él detectaron el avispero en un árbol pegado a la vivienda no podían abrir las ventanas ya que se colaban continuamente avispas en el interior. «La niña tiene miedo a salir de casa», señaló este vecino de Couso, que además de una hija de nueve años también tiene un bebé de un mes y medio. «Las avispas están todo el día como locas volando alrededor de la casa», añadió.
Señala que el miércoles de la semana pasada llamaron al 112 para solicitar que lo retirasen y que el apicultor que le atendió le explicó que «reciben miles de llamadas de lo mismo y que no pueden acudir a todos».»Me dijo que nos fijábamos demasiado en las noticias y que le dábamos demasiada importancia, que de diez mil tan sólo picaba una», lamentó. Tras una nueva llamada les dijeron que llamasen al 012, donde tampoco les dieron ninguna solución.
Por ese motivo, acudió al Concello de Gondomar y posteriormente contó su caso al alcalde, Paco Ferreira, a través de su página de Facebook. Allí le dijeron que les llamarían por teléfono tras estudiar su caso pero casi diez días después de no haber recibido noticias han tenido que pedir ayuda a unos amigos para que se encaramasen al árbol y quitasen el nido.
Éstos, José Ramón y Rosendo, con la ayuda de una larga escalera se encaramaron a lo largo del árbol, situado a apenas unos metros de la vivienda, y prendieron fuego al nido hasta que se cayó. Fue en la noche de este jueves y el que se subió al árbol frutal se tuvo que proteger de la reacción de las avispas con un traje especial y una máscara de apicultor.
Tras caer el nido al suelo se rompió a la mitad y tras comprobar que medía casi 50 centímetros de diámetro volvieron a prenderle fuego hasta que ardió por completo poniendo fin a una operación que apenas se prolongó durante unos diez minutos.