Cuando llegan al municipio de Oia, los peregrinos que caminan hacia Santiago de Compostela por el Camino Portugués pola Costa, tienen una cita ineludible con el Monasterio Santa María de Oia, con los Petroglifos de Auga dos Cebros y con Dybala, con quien muchos ya se habrán cruzado en las redes sociales, tal es su popularidad.
Dybala es un cerdo de 400 kilos de peso, 2,15 metros de longitud y 1,30 metros de altura que por su tamaño algún peregrino despistado bien podría confundir con una vaca. Este gorrino gigante es propiedad de Juan José Losada, un vecino de Oia que hace tres años lo compró en Lalín, cuando apenas pesaba doce kilos.
El entusiasmo con el que se alimenta el animal y el paso del tiempo han ido haciendo el resto, hasta convertirlo en un ejemplar tan singular que se ha convertido en objeto recurrente de atención de los medios de comunicación, disparando su popularidad mucho más allá de los límites de Oia, donde no hay quien no haya oído hablar de él.
“El cerdo come de todo y le encanta el chocolate. El nombre se lo puso mi hijo. Cuando llegó el cerdo con 12 kilos, vio que tenía los colores blanco y negro y dijo: es como de la Juventus”, explica Juan José en referencia al equipo en que entonces jugaba el futbolista argentino Paulo Exequiel Dybala, hoy en la Roma.
La imagen de este cerdo blanquinegro y monumental está guardada en multitud de teléfonos móviles, posando junto a muchos curiosos que se acercan hasta la parcela en la que vive, con vistas al Atlántico, para tomarse una foto junto a él.
En su privilegiada parcela de un millar de metros, el bueno de Dybala dispone de un charca gigante en la que revolcarse, que a sus ojos bien parecerá un jacuzzi, y que le hizo su amigo Juan José, quien hasta el momento ha refrenado la tentación de averiguar cómo sería un jamón de su gorrino, el cual vive como pocos en el mundo.
Dybala tiene ahora tres años y a este ritmo es difícil saber con exactitud cuánto más podrá crecer y engordar, cuestión que parece traerle sin cuidado. Entretanto se ha convertido en uno de los más populares vecinos de Oia, en una atracción turística y en un recurso perfecto para los medios de comunicación que no tienen cómo llenar sus páginas en agosto.