Las consecuencias del nuevo cierre de fronteras entre Galicia y Portugal no se han hecho esperar. El primer día hábil con las restricciones en vigor ha registrado ya importantes retenciones en la autovía A-55. Las colas, según revela la web de la DGT, han sido de casi dos kilómetros y han atrapado a cientos de conductores, muchos de ellos profesionales del transporte, para poder acceder al país vecino.
El paso quedó restringido a las 01.00 horas del domingo (hora española) y así se mantendrá hasta el 10 de febrero. En los primeros momentos no se produjeron problemas reseñables pero el inicio de la semana ha cambiado completamente el escenario. Sólo permanecerá abierta la frontera con Portugal durante 24 horas entre Tui y Valença. Mientras, el tránsito entre Salvaterra de Miño y Monçao tendrá limitación horaria (solo días laborales de 7.00 a 9.00 horas y de 18.00 a 20.00 horas).
Tal y como sucedió en primavera, los concellos de la ‘raia’ han mostrado su malestar por esta decisión y piden reabrir los pasos de Tomiño-Vila Nova de Cerveira y Arbo-Melgaço, puesto que los vecinos de ambas zonas tienen que acudir a cualquiera de los otros dos puestos fronterizos para cruzar, lo que supone recorrer muchos kilómetros más al día.
El vicedirector del Agrupamento Europeo de Cooperación Transfronteiriza ‘AECT Río Miño’, Uxío Benítez, afirmó este sábado que la decisión de los gobiernos español y portugués supone un “nuevo agravio” porque “llueve sobre mojado”, ya que a estas alturas “deberían conocer la singularidad de la frontera pontevedresa”, que asume el 50% del tránsito de vehículos de toda la ‘raia’ ibérica, y no volver a caer en los errores del cierre impuesto entre marzo y junio, que provocó serios problemas para los trabajadores transfronterizos.
Benítez anunció que este lunes, en una reunión prevista con el delegado del Gobierno convocada para otros asuntos, pondrá sobre la mesa este malestar de los ayuntamientos y la solicitud de apertura de la totalidad de los seis pasos en la frontera pontevedresa.