La crisis del coronavirus está poniendo a prueba a toda la población. Pero muchos ciudadanos y trabajadores están sacando lo mejor de sí mismos en esta situación. Sanitarios, transportistas, empleados del sector de la distribución, fuerzas de seguridad… y también los cuidadores de las residencias de ancianos, el colectivo más vulnerable al Covid-19. Sabedores de la importancia de la atención a este grupo de edad y de los casos que se están sucediendo en toda España, empleados de una residencia de Vigo ha renunciado a su vida personal y familiar por proteger las vidas de sus mayores.
Se trata de siete miembros del equipo de profesionales que trabaja en O Lecer Senior Care, un centro situado en la parroquia de Matamá con 19 ‘olecereños’, tal y como los llaman ellos, que han empezado a vivir en una casa situada justo al lado de la residencia para evitar la exposición al virus. La idea surgió de los propios empleados, que desde el lunes apenas recorren unos metros entre su lugar de trabajo y su nuevo domicilio. “La iniciativa salió de ellos. Era una de las pocas opciones que teníamos para minimizar riesgos”, explica Rebeca Rebolo, directora de O Lecer, que hace vida en la propia residencia.
Los otros seis profesionales pasan estos días de confinamiento en la vivienda de una vecina que se encontraba vacía y que la ha cedido desinteresadamente para la ocasión.
Por el momento, el centro no ha registrado ningún contagio y todos los residentes “están perfectamente”, con –“cero síntomas”, tal y como cuentan en el “parte de resistencia” abierto en sus redes sociales. “¡Hemos montado nuestro propio Gran Hermano! Nosotros lo llamamos Gran Geronte”, bromean en Facebook, donde han recibido un gran número de felicitaciones por su iniciativa.
También sus vecinos les han mandado ánimos con una pancarta y, con ello, “una dosis de energía extra” para pasar lo mejor posible estas semanas en las que no podrán ver a sus familiares para poder cuidar de sus otros seres queridos, esos por los que hacen este sacrificio.