El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha dado algunas pistas de las decisiones que tomará su Gobierno tras la reunión que mantendrá con el comité clínico que analiza la pandemia en Galicia. Horas antes de que se produzca ese encuentro semanal, el jefe del Ejecutivo autonómico ha avanzado que es “probable” que se reduzca la cifra de personas que se pueden reunir. Esta decisión implicaría cambios en el día a día de la población pero también supondría que los locales de hostelería ya no podrían tener a 15 personas sentadas a la misma mesa en una terraza o a seis en el interior, como sucede ahora.
Pero, además, ha lanzado otro mensaje más duro: “Y no descartamos medidas restrictivas que puedan afectar a derechos fundamentales en las próximas semanas”. Feijóo no ha concretado en qué se materializarían esas decisiones, que suelen afectar a la libertad de circulación y al derecho de reunión. El presidente ha evitado hablar de toque de queda o de cierres perimetrales, pero ambas limitaciones están contempladas en el nivel máximo de restricciones que tiene la Xunta.
Otra opción que está sobre la mesa pasa por revisar el modelo de aplicación de medidas. De esta manera, el comité clínico establecería una nueva fórmula para designar en qué nivel se encuadra a cada municipio según su situación epidemiológica. Hasta ahora se tenía en cuenta sobre todo la incidencia acumulada, pero también la ocupación hospitalaria. Dado que la presión asistencial es muy baja gracias a la vacunación, parece necesario que el comité clínico confeccione nuevos criterios en los que basarse.
Feijóo, concretamente, ha hablado de “reajustar la fórmula”, ya que no se puede comparar la situación actual con las anteriores. En la actualidad ingresan en los hospitales en torno al 1% de las personas infectadas, cuando anteriormente eran el 5%. En las unidades de críticos tienen que ser tratados el 0,1 o el 0,2% de los ingresados, cuando antes eran casi diez veces más.
El presidente gallego también ha aprovechado para mostrar su preocupación por la baja participación en los cribados de las personas más jóvenes y ha considerado que si no acuden es porque pueden tener síntomas, por lo que tendrían miedo a tener que realizar una cuarentena en caso de ser diagnosticados, por lo que podrían estar “contagiando a los demás, un acto de una enorme insolidaridad con la comunidad”.