El cribado programado por la Consellería de Sanidade para este martes en el puerto de Vigo ha generado una gran expectación. En el propio departamento de la Xunta de Galicia, entre los trabajadores portuarios y en el seno de sus empresas. Los 21 positivos por coronavirus detectados la semana pasada, tras una participación del 75%, provocaron que la incidencia acumulada se disparara de repente. También obligaron a acometer un amplio despliegue de rastreos. Finalmente, esos preocupantes resultados llevaron a organizar una segunda ronda de pruebas, sobre todo entre los compañeros de aquellos empleados que se contagiaron y entre la gente que no acudió a la primera convocatoria.
Ese cribado se ha iniciado a primera hora de este martes y el propio conselleiro de Sanidade ha estado presente en él para supervisar su funcionamiento. Julio García Comesaña aprovechó la firma de un acuerdo de colaboración con la Autoridad Portuaria de Vigo para visitar la Lonja de Marisco, que acogió el dispositivo especial montado para la ocasión. Junto a él estuvieron el presidente de esa entidad, Jesús Vázquez Almuíña, y el gerente del área sanitaria, Javier Puente. En total, se ha citado a 500 personas. Habrá que estar muy pendiente del balance final, dado que el área sanitaria de Vigo tiene la mayor incidencia acumulada de Galicia y no consigue experimentar una clara mejoría de sus datos.
Comesaña puso de relieve la importancia de poner “medios y personal” en la busca de casos positivos. Estos cribados, a juicio de la Consellería de Sanidade, suponen “una de las herramientas clave para levantar ese muro de contención contra la pandemia”. El conselleiro también destacó la colaboración con los colegios farmacéuticos para la dispensación de test de saliva, una colaboración que, en la provincia de Pontevedra, funciona desde hace meses, y que permitió detectar más de 140 positivos.
Igualmente, Comesaña remarcó otras medidas más recientes puestas en marcha por su departamento, como la ampliación del sistema de rastreo de contagios de los dos días previos desde el último contacto con la persona infectada hasta los siete días; o la habilitación de espacios específicos para la realización de pruebas PCR en aquellos emplazamientos de las localidades gallegas donde se detecta una mayor concentración de casos.