«Decirnos a las 12 de la mañana que a partir de las 3 no podemos atender a gente no conviviente cuando empieza un fin de semana, con la mercancía comprada y todo preparado, significa no tener en cuenta todos los daños colaterales que supone esa medida». Hartos, cansados, nerviosos… con sus negocios al borde del colapso, este viernes decidieron cerrar sus establecimientos y echarse a la calle para protestar.
Una decena de hosteleros del Casco Vello de Vigo (Papaxoubas, Princesa, Alta Fidelidad, A Mina, La Consentida, El amante, Buqué, Lume de carozo, Capitán, La favorita, Taberna La Bastarda, A Patela, Haiku, Calma Chicha, El Salón y Uno Está) y otros tantos de la zona de Churruca realizaron a las siete de la tarde una cacerolada en la Porta do Sol y un recorrido por la zona vieja tras echar la verja de sus locales. Era su forma de protestar por las medidas tomadas por la Xunta de Galicia ante la evolución de la segunda ola de la pandemia del Covid-19.
Y es que no comprenden las decisiones tomadas en las últimas horas y consideran que la hostelería está sufriendo más que nadie. «Desde que empezó hemos sido un sector criminalizado, estamos haciendo las cosas bien, las cifras nos avalan, todos los rebrotes son en reuniones familiares, en hostelería ha habido muy pocos casos y lo de esta mañana es la gota que colma el vaso», asegura Cristina, de la Taberna da Mina, al pie de la calle Elduayen.
De forma urgente se organizaron y un buen número de establecimientos decidió cerrar la tarde de este viernes como protesta simbólica. En el caso de Churruca, no volverán a abrir hasta la próxima semana.
«Ya nos ajustamos a los horarios y ya no sabes qué hacer con el personal, porque no queremos despedir a nadie, pero todo el peso recae en nuestras espaldas, esto es insostenible, pretender que adoptemos estas medidas en tres horas no tienen ni pies ni cabeza, parece que no hay nadie al volante», añade Cristina.
Una de las responsables de la Taberna da Mina añade que «estamos cansados, nerviosos, necesitamos un poco de apoyo, porque parece que la hostelería es la culpable de todos los males».