Esta fotografía está tomada a primeras horas de la mañana de un día laborable y corresponde a la autopista que enlaza la ciudad de Oporto con el norte de Portugal. Esta vía suele presentar bastante tráfico en ambas direcciones, sin embargo, se presenta desierta porque las condiciones no son las normales como consecuencia del Covid-19. Nadie viaja, mucho más por prudencia que por prohibición.
La mayoría de la población tiene asumido el peligro de un virus que, como todos los virus, no se detecta a simple vista, pero que está al acecho y que puede provocar graves efectos visibles, incluso la muerte. En Portugal, y más concretamente en la ciudad de Oporto, la segunda más importante del país vecino, que otros años por estas fechas tenía las calles más céntricas completamente llenas de gente y de visitantes, no se aprecia la presencia de ningún turista y la población apura sus compras por la mañana temprano porque a la una del mediodía todo cierra sus puertas.
A la una del mediodía todo queda cerrado y las poblaciones se quedan vacías para intentar reducir el contacto y la posibilidad de transmisión del virus. Y nadie se mueve ni pone pegas, todo el mundo asume su responsabilidad.