Cuando está a punto de cumplir un mes sin producción, la planta viguesa del grupo PSA alberga una duda y una certeza. Por un lado no sabe aún el día exacto para regresar al trabajo –se baraja el lunes 27- pero sí tiene claro que lo hará implantando numerosas medidas de seguridad contra el coronavirus.
El director de Recursos Humanos, Pedro María Rodríguez, y el responsable de Salud y Seguridad Laboral, Pablo Ramos, han explicado este jueves que en el momento en el que los operarios vuelvan a sus puestos estará vigente un protocolo especial que se prolongará al menos durante ocho semanas. Este protocolo contempla la instalación de cámaras termográficas en la entrada de las instalaciones para controlar la temperatura de los empleados –pueden abarcar hasta 30 personas a la vez- y un reparto de mascarillas para todos y cada uno de los 7.400 trabajadores.
Se entregarán cada día cuatro unidades a cada persona -dos para desarrollar sus funciones y dos para los desplazamientos-. Para ello, PSA ha adquirido en China 66.000 mascarillas y aún está pendiente de recibir otras 140.000. Con esta cifra, tendría resuelto el abastecimiento para el mes de abril, aunque el grupo prevé comprar más a medida que sea necesario. También se dotará al personal de gafas de seguridad, pantallas faciales y gel hidroalcohólico.
El día a día de la plantilla cambiará sustancialmente en lo que respecta a sus movimientos. A la hora de ir de un lado a otro de la factoría deberán respetar las distancias de seguridad, para lo cual la empresa ha puesto indicaciones en las zonas de tránsito, en los espacios de reunión o en las áreas de descanso. Además, se mantiene cerrado el comedor. También se han instalado mamparas de separación en los lavabos y se priorizará que todos aquellos empleados que puedan acudir ya cambiados de casa, lo hagan.
A la hora de acceder a las instalaciones los trabajadores no tendrán que pasar por tornos para evitar que la gente se agolpe. Asimismo, verán reducidas las velocidades de cada línea de montaje durante las primeras semanas para adaptarse a la nueva situación.
Supervisión
Paralelamente, la planta se llenará de carteles informativos para dar indicaciones de seguridad. Para supervisar su cumplimiento se creará una “patrulla sanitaria”, que velará por la correcta adopción de todas estas medidas por parte de los empleados.
La empresa se ha comprometido a tener listo el pertinente protocolo en caso de que se detecte un posible positivo por coronavirus en la fábrica. Si esto ocurre, se aislará a la persona en cuestión y se pedirá asistencia a las autoridades sanitarias. También se deberá completar un estudio de los contactos que haya tenido el operario.