“En 2016, el Antropoceno ha sido propuesto como una nueva era geo-estatigráfica en la cual el ser humano se ha convertido en un factor global que afecta a todos los ecosistemas. Los sedimentos en las zonas internas de las rías gallegas, esto es, su parte estuárica, guardan memoria de lo que acontece en sus cuencas y contienen información de cuándo los procesos naturales se entremezclan con los generados por la actividad humana”, explica Ricardo Prego, profesor de investigación en el CSIC y jefe del Grupo de Biogeoquímica Marina del IIM.
En este contexto, el citado grupo de investigación del CSIC diseñó un estudio pionero para conocer cómo estaba ese tema en las rías gallegas, con el fin último de evaluar y observar si los signos de la huella del Antropoceno estaban presentes en sedimentos gallegos y desde cuándo.
El estudio se desarrolló en el marco del proyecto de investigación MEFIO (2012-2015), financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Contó con la colaboración de personal de dos grupos de investigación la Universidad de Vigo –Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio y Grupo de Geología Marina y Ambiental-, del Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera, del Laboratorio de Radiaciones Ionizantes (Universidad de Salamanca) y del Centro Interdisciplinar de Investigación Marina y Medioambiental (Universidad de Oporto).
Metodología y resultados
La metodología empleada para llevar a cabo el estudio incluyó recogida de muestras de sedimentos en zonas con bajas poblaciones y bajas tasas de industrialización en las rías de Ares, Betanzos y Cedeira para su posterior análisis en los laboratorios del IIM (Vigo).
“Las zonas internas de las rías, donde la influencia fluvial es mayor, son idóneas para buscar la traza antropogénica y disponer así de un registro histórico de lo que ocurrió durante el último siglo. Se podría decir que sus sedimentos “tienen memoria”, siempre que no hayan sido removidos, del impacto humano en el entorno”, explica Ricardo Prego, quien añade que “a partir de mediados del siglo XX muchos estuarios marinos en todo el planeta se han visto afectados por el aumento de población e industria”.
“El estudio ha puesto de relieve que las tres rías gallegas proporcionan una referencia de fondo para contenidos naturales en el sedimento en base a los resultados datados antes de 1961 en Ares y 1940 en Betanzos, siendo Cedeira la menos alterada, si bien hay que tener presente que la litología de su cuenca es diferente debido a la influencia del complejo geológico de Ortegal”, apunta Prego.
Los investigadores interpretan que “en la ría de Ares el principal impacto antropogénico surge con la construcción de los embalses en el río Eume,y solo las partículas más finas llegan a la ría pero el flujo de metales se duplica; en la de Betanzos se observa el impacto de la construcción del puente del Pedrido, el aumento del tráfico rodado y una creciente urbanización, siendo el resultado que la tasa de sedimentación se cuadruplica; y en la Cedeira solamente muestra la transición de una cuenca agrícola a maderera por la mayor llegada de materia orgánica a la ría”.
El estudio de los tres casos ha servido para confirmar que la era del Antropoceno, a espera de ser formalmente definida, tendría su reflejo en Galicia, datando en los sedimentos marinos de mediados del siglo XX y coincidiendo con el desarrollo posterior a la Guerra Civil española.