Una exposición colectiva reúne en el antiguo mercado de Sabarís desde el 1 al 15 de agosto la obra de cuatro pintores y un escultor. Los pintores Basilio Calzado, Santiago Riera, Pablo Orza, Delio Sánchez y el escultor Víctor Lorenzo proponen a través de su mirada una manera particular de pensar el arte.
Espacio para el encuentro y el diálogo, la exposición podrá visitarse los fines de semana y los lunes en horario de mañana y tarde, de 12 a 14 y de 19 a 22h, y, de martes a viernes de 19 a 22h. La muestra supone un viaje desde la abstracción a lo figurativo, un viaje que nace de cinco formas diferentes de entender la creación artística.
Basilio Calzado: “Mi juventud, una parte de mi vida que no es ajena a mi obra”.
Basilio Calzado (Tebra, 1972) critica a través de su obra el sistema que gobierna las sociedades contemporáneas. Sociedades que el pintor retrata con toda su crudeza. Para ello se sirve del color: “Mi obra violenta el color”, afirma Calzado. El pintor, que lleva 24 años investigando diversas técnicas y estilos, señala que parte de sus cuadros “todavía tienen que ver con mi temprana juventud. Una parte de mi vida que no es ajena a mi obra”.
Santiago Riera: “Busco el alma de cada árbol que pinto”
Santiago Riera (Vigo, 1971) propone paisajes que son retratos idealizados de árboles con cierta inspiración oriental; cuadros que suponen una experimentación sobre la propia pintura y otros a partir del color como agente generador de una energía concreta. “Los árboles se forman a partir de collages con telas. Busco el alma de cada árbol que pinto. Para mí solo hay un lugar seguro, mi pequeño y luminoso taller”, señala Riera.
Durante el confinamiento empezó a trabajar sobre el material, “la pintura se mueve, fluye, se contrae”, dice Riera. Esto dio lugar a esos otros cuadros en los que la mancha de color genera caminos nunca antes transitados por el artista, Riera hace suya esta cita de Picasso: “Aprender las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista”.
Riera apuesta por una búsqueda incesante de técnicas y lenguajes pictóricos que le llevan a generar mundos muy personales, alejados a veces incluso de su pintura anterior, ajenos al miedo. El artista suscribe estas palabras de Modigliani: “Cuando conozca tu alma pintaré tus ojos”.
Víctor Lorenzo: “Me interesan maderas que no se oscurezcan con el tiempo”
Las figuras del escultor Víctor Lorenzo se relacionan con el espacio que habitan, para el que fueron creadas. En su mayoría policromadas, estas pequeñas estatuillas se comportan como verdaderos seres con corazón de madera y establecen un diálogo con todo aquel que se acerca a contemplarlas. Emplea en su mayoría cedro como material “me interesan para policromar, maderas que no se oscurezcan con el tiempo”, puntualiza Lorenzo.
Desde niño Lorenzo (Sabarís, 1968) trabajaba con madera en el taller de su padre y allí construía calaveras de barro. Poco a poco ese afán se convirtió en un modo de vida del que el escultor habla con serena pasión.
Pablo Orza: “ Esta serie refleja el ciclo de las estaciones”.
Los cuadros de Pablo Orza (Zamora, 1971) nos acercan a un mundo donde la figura convive con una naturaleza con ecos tribales. El hombre, el fuego y una verdad poética y ancestral. Árboles de un verdor que ciega, plantas con formas coloristas. “Podemos hablar de una vuelta a lo figurativo después de estar desarrollando diferentes series y propuestas abstractas. Las obras de la exposición suponen una vuelta también a lo biográfico con un sentido de diario personal, cuaderno de bitácora. Un estilo próximo a lo naif o colindante con cierta impronta naif, inspirado en artistas gallegos como Colmeiro”, señala Orza.
El pintor, nacido en Zamora, se expresa por medio de palabras pausadas de quien reflexiona en voz alta sobre algo que reside muy dentro. “Esta serie se organiza por medio de experiencias, sensaciones y vivencias a través del ciclo de las estaciones”, añade.
Delio Sánchez, modernidad y tradición
Delio Sánchez (Santiago de Compostela, 1968) muestra una serie última de pintura que denomina Moods. Partiendo de la naturaleza, del paisaje gallego se sumerge en la abstracción. Escenarios en los que el pintor parece perderse y que transmiten distintos estados de ánimo. Un arte vivo, donde se muestra la pincelada, las texturas y los grafismos. Modernidad y tradición en una obra que habla tanto de la tierra como del alma del pintor.