A partir de este viernes, 23 de febrero, los espacios de la planta baja del Marco ofrecen un recorrido por la obra de Daniel Verbis (León, 1968); una muestra de su vigor creativo a través de un conjunto de obras representativas de su labor artística e investigadora a lo largo de estos últimos años.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, su trabajo ha estado marcado desde sus inicios por la experimentación con ciertos materiales heterodoxos (resinas, plastilinas, botones, hilos y lanas, goma, espuma, lonas plásticas, etc.) que tradicionalmente se habían mantenido fuera del ámbito de las técnicas pictóricas más tradicionales, por un atrevimiento formal que se hizo patente cuando la visibilidad del bastidor se convirtió en un elemento fundamental de las pinturas-objeto que realizara en los primeros años de este siglo.
La dialéctica entre elementos contrapuestos sostiene un armazón conceptual que da soporte igualmente a su pintura, a su escultura, a sus collages o sus wall drawings, sumando flexibilidad lúdica y azar a la serie de premisas formales o procesuales que constituyen la base de sus obras.
En sus trabajos más recientes establece un diálogo entre sus instalaciones objetuales y sus pinturas sobre lienzo, integrando ambas en un productivo diálogo en el que la precisión de las formas y los procesos parece dar respuesta a planteamientos igualmente conceptuales que emocionales o semánticos.
Entretejido en el propio proceso, el significado, en la obra de Daniel Verbis, siempre permanece abierto, a la espera, apenas sugerido en sus títulos.
Verbis fomenta un inacabamiento del sentido que permite solapar multiples lecturas de la imagen, interpretaciones que al anudarse dibujan una retícula de polisemias que parece replegarse sobre sí misma, un lugar de encuentros que apela a una mirada que multiplica las posibilidades poéticas-estéticas de lo visible. Las obras se nos presentan como artefactos visuales que empiezan a funcionar cuando el espectador da con alguna clave interpretativa, que puede ser poética, cultural, conceptual…, pero una clave, a fin de cuentas, nunca impuesta por el autor.
La exposición, pensada para los espacios de la planta baja del Marco, quiere potenciar las posibilidades que ofrece su arquitectura, con telas de grandes dimensiones, murales e instalaciones de objetos, creando un itinerario emocional refrendado por los collages y las obras sobre papel como una especie de material de archivo complementario. Su montaje y disposición buscan establecer diálogos entre los cuadros y las piezas realizadas en otras técnicas, de modo que se perciba que el eje de todas ellas es una concepción dinámica, orgánica y cambiante de la expresión artística; que la pintura es un organismo físicamente vivo y semánticamente poético, siempre en transformación.