Con la nueva normalidad los oficios del arte vuelven a dinamizarse, en el aún tenso devenir de los acontecimientos (en la confianza, en fin, de que no se den rebrotes y se pueda ejercer el oficio). Hemos contactado con Ramón Vaquero, uno de los más laureados fotógrafos vigueses de la actualidad, para hablar de su oficio, del Covid-19 y de la ciudad de Vigo y su actual relación con el arte fotográfico.
-Recientemente en el certamen NYC Exhibition-Manhattan 2020 de Nueva York te ha concedido el premio MOL (Masters of Light Association) Ribbon en el apartado Monochrome. ¿Qué ha supuesto para ti?
-Es el segundo año que me premian en este mismo certamen, pero esta vez con una imagen muy especial para mí, porque aunque forma parte de un trabajo comercial se me permitió llevar todo el encargo a mi terreno, realizar imágenes que forman parte de mi trabajo personal al mismo tiempo que se mostraba el producto. Es un equilibrio muy satisfactorio.
-En la foto posa como modelo Mame Sokhna. ¿Sueles trabajar con modelos más o menos recurrentes, o fijos y fijas?
-Con Mame siempre existe una magia especial, su aportación a mis fotografías es enorme. Me gusta rodearme siempre que puedo del mismo equipo (tanto colaboradores como modelos), aunque por supuesto siempre busco descubrir y fotografiar a nuevas personas. Precisamente lo que me más interesa es trabajar con buenas personas, que resultan en definitiva ser grandes profesionales. Siempre es mucho más productivo e implica una mayor calidad de vida rodearse de buena gente, es uno de los pocos lujos que me puedo permitir trabajando.
-También es interesante comentar que no hace mucho el Centro Niemeyer en Avilés (Asturias) te ha comprado obra…
-Sí, son fotografías realizadas hace tiempo, en 2011 cuando se inauguró el Centro con la exposición “Luz, de Carlos Saura”, a la que amablemente me invitó a participar su artífice y comisario, Asier Mensuro. Aproveché la estancia para realizar una pequeña serie de la espectacular arquitectura exterior, y a principios de año el Centro se mostró interesado en incorporarlas a su colección, además de utilizarlas para una exposición itinerante que ya ha comenzado.
-Pero esto son todo hitos del presente, me gustaría indagar en cómo empezaste en esto de la fotografía.
-El otro día, una clienta en el estudio me preguntaba desde cuándo fotografiaba…creo que desde que tenía 9 o 10 años, cuando mis padres me regalaron una cámara por haber aprobado el curso, una Nera 35. En casa siempre hubo tradición fotográfica, y eso facilita que se tome como algo más espontáneo. Pero no comencé a tomarlo en serio hasta que tuve unos 20 años. A pesar de estudiar algo totalmente distinto, un día decidí que esto era lo que quería hacer realmente. Quería hacer fotografía de una forma personal y creativa, por supuesto, pero también en un amplio sentido productivo y abrir mi actividad a la realización comercial.
-La imagen fotográfica tiene algo entre lo culto y lo popular. Hasta la más experimental fotografía de Otto Steinert o la pesadilla más feroz de Joel-Peter Witkin tienen algo que no distancia al espectador (salvo por la crudeza, ¡pero eso es entrar en el mensaje, el discurso del fotógrafo). ¿En tu caso personal cómo percibes a tu público?
-La verdad es que siempre he tenido claro que mi fotografía debería de poder ser vista, comprendida e interpretada independientemente del tipo de público que la contemple. Nunca he tenido una visión localista o limitada a una serie de condicionantes culturales, siempre he querido llegar a la mayor cantidad de gente posible. Evidentemente no puedes gustar a todo el mundo, ni esa es la intención en absoluto, como tampoco todas las personas interpretan una imagen de la misma forma. Pero creo que la fotografía en general debe tener principalmente una vocación universal.
«La fotografía es un acto de soledad»
-Practicas distintos géneros, de la fotografía de moda al reportaje social o el retrato urbano… ¿te sientes más cómodo en algún registro?
-Me supondría un cierto esfuerzo estar supeditado a una sola disciplina…La verdad es que disfruto mucho realizando un encargo comercial de, por ejemplo, un producto, de arquitectura, o de un reportaje de cualquier evento. Disfruto enormemente de fotografiar, procesar, retocar, de todo el proceso independientemente del motivo. Pero creo que me siento más cómodo o incentivado en el retrato de belleza, en el “Beauty”. Es donde trato de llevar hacia delante los componentes técnico y estético, donde creo que puedo comunicar más sensaciones y expresarme mejor.
-¿Es la ciudad de Vigo un marco inspirador para un fotógrafo? De hecho podríamos doblar la pregunta. ¿Es inspiradora para un vigués nuestra propia ciudad? Y si te consta por colegas que para los fotógrafos, en general, puede llegar a serlo también.
«Fotografiar Vigo de una forma interesante supone disponer de una mirada selectiva»
-Desde mis comienzos aprendí una serie de conceptos básicos que siguen siendo válidos hoy. Uno de ellos es que si sientes de verdad la fotografía, no necesitas una localización espectacular para expresarte realmente. Por eso creo que en Vigo, y en cualquier lugar, si tu visión, tu actitud vital, tu bagaje estético o cultural son suficientemente receptivos, puedes desarrollar un trabajo visual que te identifique.
Aunque la localización de Vigo es espectacular, no es una ciudad que precisamente destaque por su estética general (más bien al contrario), por eso fotografiarla de una forma interesante supone disponer de una mirada tremendamente selectiva. Quizá ahí es donde se encuentra el reto más estimulante.
-La fotografía, aunque es verdad que puede haber fotografía de estudio, se asocia a una actividad de búsqueda exterior, incluso de interacción con el espacio y con el entorno social, con gentes que acaban siendo protagonistas del objetivo…. ¿Qué ha supuesto para un fotógrafo el confinamiento del covid-19?
-Creo que existe un factor crucial que es precisamente el contrario: la introspección. La fotografía, a pesar de su componente social, es un acto de soledad, incluso trabajando en equipo o en exteriores. Por eso en situaciones como el confinamiento es bueno cultivar esa introspección que enriquece tu perspectiva (además de haber aprovechado para procesar trabajos pendientes…)
Dicho esto, a nivel práctico, para realizar ciertas actividades que se consideraban casi cotidianas ha sido, y sigue siendo, una situación muy compleja a muchos niveles.
-No me gustaría dejar de hablar de Vigo y su relación con el arte fotográfico. Mi impresión personal es que el 8º arte, que ha sido de impacto notable con la Fotobienal, por ejemplo, está en un momento de desatención por los agentes públicos…
-Totalmente. La fotografía ha sido enterrada progresivamente en Vigo hasta ser casi irrelevante a nivel institucional. Lo cual es tan incomprensible como triste dado el excelente bagaje fotográfico con el que contamos. Desde los hermanos Sarabia o Pacheco (a éste afortunadamente se le ha prestado más atención) en la primera mitad del siglo pasado, a una excelente calidad de fotógrafas y fotógrafos actuales. Mención aparte a la colección que posee la ciudad de artistas como William Klein, Joel Meyerowitz, García Rodero o Salgado. Todo eso ha quedado en un olvidado último plano, esperemos que de momento, aunque este momento ya dura demasiado.
-Con todo el Concello se ha reunido con diversos sectores culturales, ¿sabes si desde Alcaldía se van a tomar medidas, crear eventos o simplemente retomar la Fotobienal en un futuro, para apoyar en la “nueva normalidad” al arte?
-Lo ignoro, Alcaldía no ha contactado nunca conmigo, lógicamente en este caso al no tener absolutamente nada que ver con ello (Fotobienal). Tampoco lo ha hecho en ninguna de las ocasiones en las que he sido premiado en diferentes países.
No deja de ser como mínimo extraño que ni siquiera utilicen los logros de la fotografía viguesa en beneficio la propia ciudad.
-Volvamos, para terminar, a tu trabajo. ¿En qué nuevos proyectos estás ahora embarcado, si se pueden revelar?
-Voy a iniciar en cuanto pueda una nueva serie de sesiones en las que experimentaré con estéticas y materiales que hasta ahora no había utilizado, pero manteniendo una coherencia con el trabajo anterior. Dejaremos que todo evolucione y encuentre su camino conforme se vaya realizando…