La iglesia de Coruxo, del siglo XII y dedicada al Salvador, es lo que queda de un antiguo monasterio benedictino, vinculado al de Celanova y al que acudieron monjes de Santa María de Oia cuando algunos no quisieron adaptarse a la reforma del Císter y se incorporaron a la comunidad de Coruxo.
La planta de la iglesia es distinta de las otras dos y parecida a unas pocas que hay en Galicia. Una sola nave, con otra transversal que da lugar a tres capillas absidales, lo mismo que en las iglesias de San Miguel de Breamo y Santiago del Burgo, en la provincia de A Coruña; Santa Cristina de Ribas de Sil, en la de Ourense, y las de Vilar de Donas y San Fiz de Cangas, en la de Lugo. En esta última, los ábsides no son semicirculares. En Coruxo, la puerta sur ha desaparecido por la otra posterior de la sacristía anexa.
La ornamentación desde el exterior solo existe en las ventanas del ábside, estando el resto del templo sin adornos, aparte de algún canecillo, y lisa completamente la fachada, con la puerta bajo el arco de medio punto, una ventana cuadrada y la espadaña que alberga dos campanas.
Su orientación, la clásica de las iglesias antiguas, con la cabecera al este y en consecuencia la fachada a Poniente, que en este caso, ninguna edificación impide que cuando se está poniendo el sol, entre por la puerta la luz iluminando toda la iglesia por la nave hasta el altar con los colores de la tarde.
Vale la pena hacer una visita a una de nuestras joyas tan cercana para tantos vigueses y para algunos tan desconocida.