Jurassic World era una película necesaria. Una película de aventuras como las de antes, lejos de las repetitivas películas de superhéroes que tenemos hoy en día. También era necesaria para todos aquellos que no pudieron disfrutar del Parque Jurásico original hace 22 años. La experiencia en pantalla grande hoy en día debe ser similar a la que ofrecía la película de Spielberg. A pesar de que el otrora mago del cine no dirige esta reinvención de la saga, sí lo tenemos en labores de producción. Y su presencia se nota en cada uno de los planos del film. A veces parece que estamos viendo Indiana Jones, otras Tiburón y por supuesto la primera película Jurásica. A esta última se hace referencia en multitud de ocasiones, tocando la fibra sensible de los fans más antiguos de los dinosaurios de Isla Nublar. También los míticos acordes de la banda sonora de John Williams se dejan escuchar en más de una ocasión, dándonos la sensación de que hemos recuperado el espíritu del original.
Ninguna queja con el reparto, muy a la altura de la saga, sobre todo Chris Pratt, quien demuestra una vez más que va a ser uno de los actores más exitosos de los próximos años.
Si en la película original los dinosaurios eran los más realistas que habíamos visto jamás aquí los efectos especiales vuelven a superarse haciéndonos creer que todo lo que ocurre es totalmente real y creíble. Si hay que destacar lo más inverosímil de la película serían los zapatos de tacón que usa Bryce Dallas Howard a lo largo de toda la película, que le permiten correr por la selva como si llevase zapatillas deportivas.
Toda una experiencia cinematográfica que recomendamos ver en pantalla grande, en 3D siempre que sea posible y si el cine dispone de asientos vibratorios, ir a por ellos.